Cuánto se merecía la afición del Málaga CF así. La Rosaleda, ambientada como en una de sus grandes noches, desde antes del pitido inicial llevó en volandas a sus jugadores para cosechar la tercera victoria consecutiva ante el Racing de Santander, colista de Segunda. Ahora sí, todo el esfuerzo ha dado sus frutos y las penas pasadas a lo largo de la campaña quedan atrás.

El Málaga CF se mostró superior desde los primeros compases del encuentro ante el Racing de Oltra. Fueron varios los avisos del conjunto local, aunque le costaba crear ocasiones reales ante la portería de Luca Zidane. Tan solo habían corrido unos minutos en el marcador cuando Juanpi, con un pase en largo, intentó asistir a Sadiku, aunque al albanés se le marchó el esférico alto. Una acción en la que el venezolano estuvo muy fino y acertado.

Los toques de atención de los jugadores de Pellicer se sucedían en el terreno de juego, todo el ambiente en La Rosaleda estaba en sintonía para tratar de llevar al equipo en volandas hacia su tercera victoria consecutiva. El Racing, por su parte, intentaba contener las acciones blanquiazules, no podía proponer mucho más. Aún así, aprovechó las pérdidas del Málaga para arañar metros rumbo a la puerta de Munir.

Las primeras grandes ocasiones llegaron desde las botas de Adrián, ya fuese asistido por Hicham desde la banda o siendo él quien intentaba dejarle un buen balón a Sadiku, rodeado de jugadores racinguistas.

Pese a los balones perdidos, el Málaga CF se reponía rápido e incluso conseguía volver a tener la posesión del esférico. Proponiendo y proponiendo, la conexión entre Juankar e JuankarHicham funcionaba por la banda y Tete Morente parecía omnipresente en cada acción de peligro.

El delantero de La Línea llevaba varios minutos llamando a la puerta y, él solo, a raíz de un contragolpe liderado por Sadiku, desde la banda derecho se fabricó la jugada y el gol, o mejor dicho golazo, que abría el marcador 1-0 para los malaguistas.

Con el subidón de moral tras el gol de Tete, y la poca resistencia del Racing de Santander, llegó el remate de Lombán.

Gracias a esta doble ventaja en el marcador, el Málaga pausó el ritmo pero sin dejar de demostrar su poderío ante los cántabros. Incluso en los últimos instantes, un excelso Ismael Casas, en una gran arrancada, forzó un córner a favor de los blanquiazules.

En el inicio de la segunda mitad se mantuvo el guion de la primera parte, aunque en ocasiones el Málaga prefería ceder el balón y plantarse bien línea a línea para anular al conjunto de Oltra.

No importaba que en el césped el fútbol hubiese bajado una marcha, las más de 24.000 almas blanquiazules que ayer se congregaron en La Rosaleda hicieron de Martiricos, haciendo la ola que dio varias vueltas al graderío. Y así, sintiendo el incansable aliento de la afición, los de Pellicer llegaron a la portería del Racing, aunque Luca atajó el disparo.

El Málaga solo necesitaba mantener el resultado e incluso matar el partido con un tanto más. No se puede decir que no los de Pellicer no lo intentasen, pero se resistió hasta el final del encuentro. Sadiku, Tete Morente, Dani Pacheco al equipo cántabro.

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Pero no hizo falta la llegada de ese tercer tanto para que la grada, después de unos meses convulsos y una semana con mucho ajetreo, celebrase una nueva victoria de su equipo. La tercera consecutiva, nueve puntos de nueve posibles, y todo esto con los Al-Thani judicialmente de la gestión de la entidad. Hacía mucho tiempo que entre los muros de Martiricos no se vivía tal explosión de alegría y júbilo, pero era hora. No hay mal que cien años dure y ahora el Málaga tiene la oportunidad de desquitarse de todos los males sufridos a lo largo de esta temporada.

A partir de ahora, solo queda seguir sumando para que el sol siga saliendo cada mañana en este nuevo y apasionante horizonte blanquiazul.