El momento de que los jugadores del Málaga CF pisen el césped de La Rosaleda, aunque de momento solo sea para entrenar, está cada vez más cerca. Si todo marcha según lo previsto, a finales de esta semana los de Sergio Pellicer podrán vestirse de corto para iniciar la fase de entrenamientos individuales marcados por el protocolo de LaLiga, siguiendo las instrucciones de las autoridades sanitarias en esta primera fase de desescalada.

Ayer fue el día en que los futbolistas blanquiazules volvieron a ver de cerca el verde Martiricos, y el del Anexo, los escenarios en los que tendrán que preparar la vuelta a la competición oficial en las próximas semanas. Desde primera hora de la mañana, jugadores, cuerpo técnico y trabajadores esenciales del club que estarán junto a ellos durante los entrenos se sometieron a los test del coronavirus, paso indispensable para comprobar la salud de todos antes del regreso al trabajo, y así poder tomar las medidas oportunas con cualquiera que diera positivo en COVID-19.

A todos los incluidos en la lista para hacerse las pruebas del coronavirus, los 30 jugadores elegidos por Pellicer (las 18 fichas profesionales y 12 canteranos), más los integrantes del cuerpo técnico y demás empleados, se le realizaron dos test -PCR y serológico- y en un par de días se conocerán todos los resultados. Una vez se haya estudiado la buena salud de todos ellos podrá volver a rodar el balón sobre el césped del Anexo y La Rosaleda.

Las instalaciones del club se han modificado para cumplir con las exigencias de LaLiga en esta primera fase de vuelta a los entrenos, que tendrán que ser individuales. La entidad ha hecho cambios para que los futbolistas puedan ejercitarse manteniendo siempre las medidas de distanciamiento entre ellos y cumpliendo en todo momento con el número máximo de personas permitidos en cada momento sobre el terreno de juego o en cualquier espacio del club destinado a la práctica deportiva.

Otra de las normas que marca el protocolo es que los jugadores deberán llegar vestidos ya desde casa con la ropa de entrenamiento. Por eso, en el día de ayer, los utileros Miguel Zambrana y Juan Carlos Salcedo repartieron a los de Pellicer el material necesario para cumplir con esta premisa en cuanto se retome la actividad.

El primer jugador en someterse a las pruebas fue el canterano Ramón, y tras él fueron desfilando el resto de futbolistas elegidos por el míster y demás empleados del club, siguiendo en todo momento las medidas de distanciamiento social y ataviados con guantes y mascarillas. «Con muchísimas ganas de volver a la rutina, de ver a mis compañeros y, sobre todo, de volver a jugar al fútbol. Tiene que ser primordial la seguridad. Nos han hecho un par de pruebas, en la primera nos han sacado sangre y en la segunda nos han sacado saliva. Hay que cumplir bien y hacer caso a lo que nos dicen, y espero que por esa parte no tengamos problemas. Nuestra pasión es el fútbol, volver a jugar, y tenemos muchísimas ganas», dijo Ramón tras someterse al test.

Los jugadores y demás personal fueron accediendo al estadio en solitario y de forma escalonada, por lo que no pudieron coincidir todos, pero al menos volvieron a saludar desde la distancia a algunos de sus compañeros. «Diferente, un poco raro todo, pero solo con vernos te da alegría después de tanto tiempo encerrado. Volver a ver a gente que tienes cariño alegra mucho», comenta Munir. «Nos hemos podido ver algunos, cada uno tenemos nuestro horario y contento de ver a nuestra gente. A ver si poquito a poco podemos volver», añade Pacheco.

Tras llevar a cabo los test en la jornada de ayer, y después de que un inspector de LaLiga revisara el martes las instalaciones, solo falta conocer los resultados y el OK de la patronal para volver a ver actividad sobre el césped de Martiricos.