Hace exactamente dos semanas, y cuatro jornadas, que el balón volvió a rodar por los campos de fútbol españoles. Sin público, con pausas de hidratación, guantes y mascarillas, seguimos intentando habituarnos a esta nueva y extraña normalidad. Aunque tras la pandemia, hay cosas que en el seno de Martiricos no han cambiado en los últimos meses.

Desde que los hombres de Pellicer viesen como se reanudaba la competición, hemos vivido la repetición de patrones que nos han evocado al inicio de la presente temporada. En las diez jornadas que se sucedieron del 24 de agosto al 12 de octubre, el Málaga por aquel entones dirigido por Víctor Sánchez del Amo no pudo acabar ningún partido por delante en el marcador. Ahora, salvando las enormes distancias y con la esperanza de no llegar a ese punto, el conjunto blanquiazul sigue dejando en el terreno de juego una tremenda sensación de impotencia. El cambio de actitud de los jugadores que se plasmaba en el verde cuando Pellicer tomó las riendas del primer equipo ha ido poco a poco desapareciendo. También tienen mucho que ver las lesiones, lo corta que es la plantilla y el poco tiempo que han tenido los fichajes del mercado de invierno en adaptarse -algunos de ellos además han sufrido y siguen padeciendo molestias físicas -.

Con los datos en la mano, en los últimos cuatro partidos el Málaga CF solo ha logrado marcar dos goles. La cifra asciende a cinco partidos sin ver la portería rival si tenemos en cuenta el choque ante el Zaragoza, último antes del estado de alarma provocado por el coronavirus. Curiosamente, el autor de ambas dianas ha sido Armando Sadiku, que ya suma 12 goles en lo que va de temporada. De los 29 tantos de esta temporada, casi la mitad llevan la firma del atacante albanés, único delantero centro puro de la plantilla. El resto de goleadores en esta campaña con Adrián con 6 goles, aunque el capitán está siendo muy poco incisivo en estas semanas, 4 goles marcó el ya exjugador malaguista Antoñín y después, con un tanto, están Tete Morente, Pacheco -lesionado-, Cifu y Mikel Villanueva.

En el césped se ve el hambre de gol de Sadiku, pero hay ocasiones en las que los blanquiazules apenas tiran a puerta para que el albanés pueda llegar o rematar. Ante el Huesca, el Málaga CF tiró a portería rival 14 veces, en Tenerife solo 3 por los 24 disparos del rival, contra el Extremadura 7 y frente al Lugo 9.

Del centro del campo hacia el ataque, sin Antoñín el Málaga ha perdido un punto de frescura y descaro para romper líneas y generar peligro, la lesión de Hicham también resta velocidad e incisión ofensiva y la baja de Tete Morente en el último partido ante el Lugo también mermaba las opciones de los de Martiricos.

Pocas altas en la enfermería

Más allá de todas las complicaciones con las que ya está familiarizado el Málaga, las lesiones en este tramo final de la competición, donde la exigencia deportiva y el desgaste físico es máximo, se convierten en la punta del iceberg.

En la misma tónica de estas semanas, tanto Luis Hernández como Aarón Ñíguez avanzan en sus respectivas recuperaciones pero no será hasta última hora cuando se sepa a ciencia cierta si Pellicer puede contar con ellos.

Tras el choque en el Anxo Carro, Boulahroud sufre una lesión en la región adductora en su pierna izquierda. Asimismo, Hicham sigue pendiente de evolución de sus dolencias en el isquiotibial de la pierna izquierda.

Por último, los dos hombres cuya salud preocupa más en Martiricos son Luis Muñoz, pieza clave e indiscutible esta temporada, y Dani Pacheco. El canterano tiene una rotura fibrilar grado I en el bíceps femoral de la pierna izquierda que lo dejará fuera de la convocatoria ante el Girona. Por su parte, el pizarreño continúa tratándose de la talalgia que lleva varios meses arrastrando y que lo mantendrá alejado del terreno de juego en las próximas semanas.