El 15 de junio del año pasado, Málaga y Deportivo jugaron en La Rosaleda un partido de esos que se recuerdan de por vida. En juego estaba una plaza para la final por el ascenso a Primera División. Era el partido de vuelta de una eliminatoria que en la ida en Riazor el Málaga había tenido en la mano (0-1 y 1-2), pero en la que acabó cediendo 4-2.

Aquel día de mitad de junio, en Málaga no se hablaba de otra cosa. La fición y el equipo estaban convencidos de que el 2-0 era más que posible. Un par de horas antes de arrancar el partido, el equipo tuvo un recibimiento de Champions en las inmediaciones de La Rosaleda. Música, bengalas, banderas, pasión... No faltó de nada para animar al equipo a su llegada al templo de Martiricos.

Pero las cosas no salieron como estaba previsto. Empezaron a pasar los minutos y el primer gol que abriera la lata no llegaba. La impaciencia empezó a apoderarse de un equipo que se dejó hasta la última gota de su sudor en cada ataque, en cada defensa y en cada balón dividido. Con los malaguistas volcados, a 7 minutos del final, llegó la puntilla a la eliminatoria con un gol de Bergantiños para el que ya no hubo reacción posible.

Lo que pasó después del pitido final forma parte de esas imágenes que quedarán para siempre en la retina de los que estaban allí y de los que lo vieron por televisión. Un equipo entero abrazado frente a su grada llorando de impotencia por la oportunidad perdida, pero con la ilusión de volver a intentarlo juntos.

Mañana, 389 días después de aquella noche inolvidable para lo bueno y para lo malo, ambos equipos saltarán al césped de La Rosaleda para jugar otra vez un partido decisivo, aunque en el que nada será igual. Esta vez no habrá recibimiento multitudinario, tampoco público en las gradas ni el premio de un ascenso de categoría en juego. Esta vez, el objetivo, es huir del pozo. Del descenso a Segunda División B. Quizás, de la desaparición para unos y para otros, lejos de su mejor momento deportivo e institucional en este verano de 2020.

El fútbol es así. En menos de 13 meses ambos equipos han pasado de rozar la gloria (el Dépor perdió después el ascenso en el último minuto de la siguiente eliminatoria frente al RCD Mallorca) a sentir el aliento del descenso a la categoría de bronce del fútbol nacional. Una situación límite otra vez para malaguistas y deportivistas, que tienen mañana 90 minutos por delante para sumar tres puntos casi decisivos para salvar la categoría.

A cuatro jornadas para el final de LaLiga SmartBank, el Málaga CF tiene 46 puntos, dos menos que el Deportivo (48) y dos más que el Real Oviedo (44), que es el que marca la zona roja de la clasificación. Con el Racing ya descendido (30 puntos) y el Extremadura (37) virtualmente en Segunda B, son el Lugo (42) y el citado Real Oviedo (44) los otros dos equipos que ocupan los puestos de descenso, del que se escapan por ahora el Numancia (44) y el Albacete (45). Ganar mañana sería para el equipo de Pellicer dar un paso casi definitivo para la permanencia. El empate podría ser bueno si los cuatro de atrás pierden o una ruina si alguno de ellos gana. Y perder sería, pase lo que pase en el resto de campos, una auténtica tragedia.

Problemas para Pellicer

Como casi cada partido desde que regresó la competición tras el confinamiento, el técnico malaguista Sergio Pellicer tendrá que hacer encaje de bolillos para formar una alineación ajustada a la legalidad y que sea, a su vez, competitiva. Keidi Bare, autoexpulsado el domingo, y Diego González, que cumple ciclo de tarjetas amarillas, tras recibir la décima de la temporada, en el partido frente al Albacete, no estarán disponibles. Tampoco Boulahroud, Julio y Pacheco. Son seria duda Aarón Ñíguez y Hernández. Y solo Luis Muñoz podría acelerar su recuperación de la rotura fibrilar de grado 1 en el bíceps femoral de la pierna izquierda.

El Málaga CF volverá a variar su alineación, aunque casi seguro que no su dibujo, ya que los tres centrales están dando mucha seguridad a la zaga malaguista. Villanueva y Benkhemassa podrían ser dos buenas alternativas para el once inicial del choque vital contra el Dépor.