En el campo de Vallecas el Málaga siempre debe pasar un duro examen. Noche complicada en el barrio madrileño, jarro de agua fría en lo deportivo pero que a largo plazo puede convertirse en una valiosa lección para un Málaga sigue en construcción.

Empezó fuerte el Rayo, entrando al área de Dani Barrio y obligando a los de Pellicer a prestar especial atención, aunque a la hora de despejar balones siempre llegaba a tiempo y con contundencia Benkhemassa. Las opciones de los blanquiazules fueron pocas durante los primeros minutos pero Cristian se mostraba bien posicionado y muy activo: de sus botas salió la primera ocasión para los visitantes.

A medida que corría el cronómetro, el conjunto de Martiricos conseguía aguantar el arreón inicial franjirrojo para empezar paulatinamente a crear... hasta que llegó la primera acción que desequilibró la balanza. En el minuto 17, una dudosa mano de Ramón que tuvo que ser revisada por el VAR durante un par de minutos acabó convirtiéndose en penalti. Desde los 11 metros, Isi no perdonó para adelantar a los de Iraola.

Sin tiempo de reponerse del 1-0, la mala suerte volvió a cebarse con el Málaga: tras una arrancada de Pozo y una entrega de Fran García, Juande en vez de despejar marcó en propia puerta. 2-0 antes de que se cumpliese la media hora de partido no era un buen pronóstico.

Con tiempo para darle la vuelta, o al menos recortar distancias, Stole tuvo que salvar en dos tiempos, primero una falta de Yanis y luego un remate de Ramón. Poco después Cristian dejó un centro que nadie llegó a rematar, en gran medida por el encierro defensivo rayista. Pero con el marcador a favor, los de Iraola dejaban correr el balón, generaban mucho menos aunque de vez en cuando protagonizaba una cabalgada hasta campo rival. Mientras, al Málaga le costaba retener el balón y encadenar varios pases efectivos. Eso desembocó en una casi inexistente circulación en el centro del campo y aún menos acciones de peligro.

La segunda mitad comenzó con importantes cambios en el once malaguista: Luis Muñoz y Chavarría debutaban en la presente temporada. Pellicer dibujó un 4-4-2 con mayor poder ofensivo, para intentar perforar la red local. Pero el Málaga sigue sentando sus bases, muchos de los jugadores del terreno de juego no han tenido tiempo para formar un equipo como tal, un núcleo duro que esté en total sintonía.

Poco a poco el Rayo fue creciéndose en el verde y tras dos intentos fallidos por posición antirreglamentaria, en el 58 Pozo, natural de Fuengirola, puso el 3-0 que daba la puntilla a los blanquiazules.

El Málaga tenía el balón, pero pocas ideas claras que materializar. Yanis lo intentó una y otra vez sin fortuna. Y en la mínima desconexión de los blanquiazules, ataviados de verde y morado, la defensa acababa haciendo aguas para dar alas al club de Vallecas. En el tramo final del choque, con Luis Muñoz, Jairo, Jozabed y Chavarría en el rectángulo de juego, un Málaga más fresco trató irse con la cabeza alta.

Aunque la estocada final llegó de manos de un exmalaguista y que hasta hace solo unos días estaba en los planes del equipo: Antoñín. Ya en el descuento, el de La Palmilla puso el 4-0, aunque no celebró su primer tanto con el Rayo.

El resultado fue reflejo del partido, más allá de golpes de suerte el Rayo culminó un buen choque ante un Málaga casi desaparecido. La única buena noticia para Pellicer es que ya tiene su plantilla para darle forma, hacerla trabajar y trabajar hasta pulir los errores que le costaron en Vallecas la derrota.