"¿Quién nos iba a decir en pretemporada, con lo que vivimos, que estaríamos en esta situación?" decía Sergio Pellicer, siempre con pies de plomo pero también una nube, como todo el malaguismo. Es parte de su declaración posterior al triunfo ante el Sporting que coloca el Málaga a tres puntos del líder. "Estos 13 puntos nos tienen que dar confianza, se ve al grupo unido", añadió. Esa última palabra, la unión, está siendo la receta secreta del éxito.

El técnico de Nules volvió a plantear un once titular distinto al de las ocasiones anteriores, metiendo de lleno al conjunto de jugadores para hacer de la rotación un bien común. "Entran y salen jugadores y se compite al máximo nivel. Entran jugadores de refresco y nos dan calma. Cuesta muchísimo hilvanar victorias, sabemos el sacrificio y el trabajo que hay", explicaba en referencia a esto. Rotar, usar muchas piezas, ser imprevisible. Cinco goles anotados, 13 puntos y empatados con el segundo clasificado. El trabajo está dando sus frutos más de lo que se imaginaría.

"Le doy un diez a todos los jugadores", se deshizo en elogios el técnico. "Los resultados dan confianza y a nivel individual, todos están mejorando sus registros". Se vio al mejor Rahmani de la temporada, al Juande más imperial, al Mejías más seguro o al Ramón más jugón. Los entrenamientos y los partidos se acumulan y el rendimiento de los jugadores empieza a entrar en ebullición. Jugadores que, por supuesto, son fieles integrantes del barco de Pellicer.

Muchos de los protagonistas de La Rosaleda dejaron sus respectivas declaraciones en forma de mensaje en redes sociales. A falta de zona mixta, buenos son los tuits. "Soñar es gratis. Seguiremos luchando para poder seguir soñando", expresaba un pletórico Luis Muñoz tras completar otro partido más como indiscutible capitán. "Increíble esfuerzo de todos para lograr la victoria, ¡seguimos equipo! (Josua Mejías), "Este es el camino, a seguir" (Chavarría), "¡Cómo se disfruta cuando ves que un equipo va a una y se compite con el corazón!" (Cristian) o el goleador Juande, orgulloso de un Málaga "muy solidario y unido que ha congeniado muy bien".

Como un ejército de desconocidos se juntaron el 6 de octubre, día después del final de mercado, con los deberes de química por hacer. Semanas después, la evolución del conjunto sigue siendo ascendente, una imagen firmada por el afán táctico y conjugador de Pellicer, que está siendo un elemento de unión, de motivación, de gen ganador.

"No puedes levantar la cabeza mucho porque viene otro partido rápido y te ponen en tu sitio", recordaba el entrenador, empeñado en no querer ilusión de más. Precavido con la Segunda, siempre peligrosa, pero consciente de una cosa: "Sabemos de dónde venimos y donde queremos llegar". Las metas las pondrán los resultados, pero lo que sí defienden desde el vestuario es que todos van a una.