No todos los días puede brillar el sol ni el juego del equipo de Sergio Pellicer. Ante el Mallorca, club recién descendido a la categoría de plata y que se presentaba en Son Moix con un récord de siete partidos sin encajar gol, el Málaga tuvo muy pocas opciones de rascar algún punto. La racha de los blanquiazules también era buena: cuatro partidos consecutivos sin conocer la derrota son un gran aval. Pero las carencias que se dejaron entrever en los últimos partidos volvieron a ganar protagonismo frente a un rival superior de principio a fin.

El comienzo no fue el mejor para el conjunto blanquiazul. El Mallorca salió al césped con el 'modo arrollador' activado y no tardó en avisar de sus intenciones en el área de Juan Soriano. Los de Luis García Plaza marcaban el ritmo, tenían el balón y fueron poco a poco imponiendo sus normas. Y si el primer disparo a puerta lo hicieron en el minuto 9, solo unos segundos después lograron atravesar la red malaguista. La jugada arrancó desde el córner, tras atrasar el esférico, Valjent lo condujo hasta la frontal del área, donde tres jugadores bermellones estaban preparados y casi solos frente a Soriano. Ahí, Amath Ndiaye remató con la izquierda para colocar el 1-0 en el luminoso.

A raíz del gol, parecía que el Mallorca iba a ceder el balón durante unos instantes, de esta manera los de Pellicer -con orden y pausa- podrían arrancar en ataque. Pero nada más lejos de la realidad. La presión del conjunto insular no cesó, la banda izquierda era el principal foco de peligro, Mejías a pesar de salvar un par de balones sufría muchísimo al intentar frenar las internadas rivales y el centro del campo blanquiazul, donde el Málaga debía empezar la creación, había quedado totalmente anulado por los futbolistas locales.

Tuvo que pasar más de media hora en el reloj para que el equipo de Martiricos ejecutase su primer lanzamiento a puerta, obra de Yanis aunque sin mayor peligro. Justo en esos minutos en los que el Málaga empezaba a reponerse, se consumió el tiempo de la primera mitad.

Después de los minutos de descanso, los boquerones saltaron al césped con la idea de remontar el encuentro. Pero otra vez a balón parado, y con mucha controversia por la posición milimétricamente adelantada de Raillo, el Mallorca aumentó distancias. El jugador bermellón dio una zancada para peinar el balón tras la falta de Salva Sevilla. La jugada fue revisada por el VAR y aún así subió al marcador. Pero independientemente de la posición de Raillo, el 2-0 trajo otro error defensivo malacitano.

Las malas noticias se cebaron con el Málaga, que en el minuto 60 tuvo que sacar forzosamente a un Caye Quintana tocado. Salió Jairo en su lugar.

Pero no todo iba a ser gris y precisamente Jairo fue el detonante del tanto que dio alas al Málaga. El jugador cántabro intentó esquivar a un par de defensas mallorquines, se le escapó el balón pero con picardía y astucia Chavarría llegó desde atrás para lanzar, haciendo una extraña parábola que no pudo batir Manolo Reina. Tuvo que llegar el Málaga a arrebatarle el récord de imbatibilidad a un portero malagueño.

No obstante, la alegría duró poco en la zona blanquiazul. Cinco minutos después del 2-1, Cufré condujo por la izquierda hasta encontrar a Dani Rodríguez, este último respondió al gol costasoleño con un disparo raso desde fuera del área en el que Soriano podría haber hecho algo más. La efectividad del Mallorca fue abrumadora: cuatro tiros a puerta y tres goles ante una defensa blanquiazul que hizo aguas y un centro del campo totalmente anulado por el poderío también defensivo de los de Luis García.

Pero no hay tiempo para lamentaciones. Ahora solo queda aprender la lección, subir una marcha en concentración, otra en presión y otra en intensidad porque en tan solo unos días hay otro duelo durísimo ante el Espanyol.