Obituario

El lado más personal de Arnau, un hombre de fútbol muy trabajador

Pellicer, que coincidió muchos años con él, reveló que pese a sus múltiples funciones le marcó en el terreno personal. En Oviedo dejó huella tras lograr poner orden al equipo en un momento de total desorganización e inestabilidad

Francesc Arnau, en la sala de prensa de  La Rosaleda durante su etapa como dirigente en  Martiricos

Francesc Arnau, en la sala de prensa de La Rosaleda durante su etapa como dirigente en Martiricos / L. O.

M. Bianchi / X. Fernández

Las reacciones siguen llegando un día después de que se conociese la noticia de la trágica muerte de Francesc Arnau, en Oviedo y a los 46 años de edad. Hombre de fútbol, trabajador, nunca tuvo una mala palabra para nadie pese a lo mucho que se pudieran complicar las cosas. Y de complicaciones, en Málaga se imparte un máster.

Ahora, el fútbol, sobre todo en Oviedo, Barcelona y Málaga y su familia lloran la muerte de un tipo directo, listo, agradable en el trato y un amante del fútbol. Un currante en los despachos. Su trabajo de director deportivo era su pasión, aunque repetía que prefería los guantes de portero a los bolígrafos y la tablet. «Siempre seré futbolista», insistía con guasa. Y bromeaba diciendo que como jugador fue muy, muy malo. «Tuve suerte».

Tras su salida del Málaga, antes de fichar por el Oviedo tenía perfilada su marcha al fútbol asiático, pero una llamada de Arturo Elías cambió todo. Cuando llegó a Asturias, se encontró un club desorganizado y en los asuntos internos aplicó una máxima: «Los trapos sucios, en casa». Jamás se le escuchó de puertas para afuera una mala palabra de alguien del club ovetense.

Se definía como hombre de club, sabía escuchar y sabía cuándo hablar. De buenas, bien, de malas, un volcán. Pero los enfados le duraban unas pocas horas. De lo que pasó en Málaga le encantaba hablar y hablar. Un café con Arnau se podía prolongar durante horas mientras brotaban las anécdotas con el jeque. Si en ese café se le preguntaba por el Oviedo entonces bromeaba con pedir la cuenta y levantarse. Sabía torear a los periodistas con clase. Hablaba mucho, pero no contaba nada.

Tuvo muchas inquietudes más allá del fútbol. Arnau era un tipo informado, seguía con atención los asuntos políticos y le gustaba el mundo del periodismo. Antes lo odiaba, pero un amigo malagueño le hizo ver lo importante de la prensa.

Adoraba a sus hijos y a su mujer y le encantaba la calle donde vivía en Oviedo. Tras la salvación dejó muchos cafés pendientes que tomar.

Pellicer, en shock

El entrenador del Málaga CF, en la rueda de prensa previa al partido de este lunes ante el Leganés, mostró su enorme conmoción por la noticia del fallecimiento de Arnau, con el que compartió muchos años en Martiricos, y quiso dedicar unas palabras tanto para él como para sus familiares.

«Hace semana y media estuvo hablando con todos nosotros, con la expedición», explicó el técnico en relación al encuentro de hace solo unos días en Oviedo ante el club carbayón. «Estuvimos hablando junto con toda la expedición, después del partido un par de minutos. Es algo personal», subrayó.

Pellicer y Arnau coincidieron durante varios años en el club. El castellonense reveló que fue « jugador, coordinador de La Academia, director deportivo… Pero me quedo con la persona. Allá dónde esté le doy gracias por todo los que nos dio y a nivel personal por lo que pude vivir con él. Y darle el pésame a toda su familia, y a la gente que lo ha conocido a nivel personal. Será un ángel para sus hijos Marc y Pol. Solo darle gracias, estoy conmocionado», relató el míster de Nules, aún impactado por la noticia del pasado sábado.

En un extenso relato, Pellicer destacó lo siguiente: «Somos personas y está demostrado que detrás de cualquier profesional de cualquier ámbito está la persona. Ayer mismo, fui yo el que decidió hacer el minutos de silencio. Pensar que al final hay que mantener un equilibrio emocional, hay que saber apartar lo personal de lo profesional, aunque a veces es difícil. Cada uno tiene un sentimiento. Esto demuestra que, por delante de todo en la vida, está la persona. Que descanse en paz y que allá donde esté les dé fuerza para esa familia que le va a echar muchísimo de menos».

Varias reflexiones que sacan a relucir el lado más humano de los protagonistas del mundo del fútbol, que van mucho más allá de la disputa semanal de partidos y los mercados de fichajes. Las innumerables muestras de respeto y cariño a Arnau en estos días son la prueba fehaciente de que los clubes se convierten en familias.