Análisis

Las dos caras del Málaga de José Alberto López

El conjunto blanquiazul demostró una vez más en Valladolid las dificultades que tiene para ser un equipo reconocible lejos de Martiricos - Suma sólo 2 puntos de 15 posibles como visitante

José Alberto, durante el encuentro del viernes en Valladolid.

José Alberto, durante el encuentro del viernes en Valladolid. / LaLiga

Manuel García

Manuel García

El Málaga CF sumó un punto importante en el José Zorrilla. Por el rival y por la sufrida forma de conseguirlo hay que darle valor a ese empate y hacerlo bueno en el siguiente encuentro en La Rosaleda ante al Real Zaragoza, sin embargo, las sensaciones que dejó el equipo lejos de su estadio volvieron a ser desalentadoras. Los de José Alberto López son incapaces de ser el equipo atrevido y consistente que demuestran ser en su feudo y de nuevo sembraron las mismas dudas que en anteriores salidas.

Los números hablan por sí solos. Centrándonos únicamente en las estadísticas, los malagueños son uno de los mejores equipos de la categoría en su estadio y de los peores cuando actúa a domicilio. En cuatro partidos en casa, han sumado tres victorias y un empate, 10 puntos de 12 posibles. Y además todavía no ha habido ningún equipo que haya perforado la portería blanquiazul en La Rosaleda, ni con Dani Barrio ni con Dani Martín bajo palos.

Por contra, lejos de Martiricos aún no sabe lo que es ganar, y ya ha tenido cinco oportunidades de hacerlo. Los de José Alberto han cosechado como visitantes dos empates y tres derrotas. O lo que es lo mismo, sólo 2 puntos de 15 posibles. Un pobre bagaje que le hace ser uno de los peores conjuntos de LaLiga SmartBank a domicilio. Solo el Amorebieta y el Girona, con 1 punto de 12 posibles, muestran peores registros fuera de casa.

Pero más allá de los datos, lo que realmente preocupa es la imagen que está dando el cuadro blanquiazul cuando no está arropado por su afición. Cierto es que las tres derrotas han llegado ante los tres primeros clasificados de la tabla -Almería, Sporting y Ponferradina- y uno de los empates, el de este viernes, en casa de un Valladolid que viene de bajar desde LaLiga Santander y está llamado a estar en la parte noble, pero el problema está más en lo que el equipo ha ofrecido en esos encuentros que en el resultado final.

Es difícil de explicar, pero el conjunto malagueño cambia totalmente cuando el escenario no es La Rosaleda. En su estadio, son un equipo aguerrido, que presiona en zona alta a sus rivales de inicio a fin, que hace por tener el balón y buscar la portería rival, aunque ya vaya por delante en el marcador. Y todo eso ha brillado por su ausencia en las citas lejos de la Costa del Sol. En Pucela, tras un primer tiempo aceptable donde pudo adelantarse en el marcador gracias a un gol de penalti tras una maravillosa acción de Paulino, incomprensiblemente decidió echarse atrás y regalar metros a su rival. Y cuando haces esto ante uno de los rivales con más calidad arriba de la categoría pues lo normal es que te empaten o que te acaben remontando. Por suerte, en Valladolid la cosa quedó en tablas gracias, en parte, al buen hacer en la portería de Dani Martín.

En toda la segunda mitad, el Málaga solo consiguió crear peligro sobre la puerta blanquivioleta en una sola ocasión. Un potente disparo del canterano Roberto que sacó con una gran parada su tocayo, exportero blanquiazul. Y ese seguro que no es el sello que quiere imprimir José Alberto en este equipo, y más aún viendo como se comporta en los encuentros como local. Que ocurra algo así en el partido en Gijón donde el cuadro blanquiazul mandaba en el marcador y tenía un jugador menos pues es totalmente comprensible, pero en lo del viernes, 11 contra 11 y con un escueto 0-1, fue un suicidio. El Málaga dejó de asustar y los de Pacheta lo aprovecharon para hacerse dueños del encuentro hasta que empataron y rozaron el triunfo.

Mejorar a domicilio es la principal tarea de este Málaga. Solo van nueve jornadas y el equipo está en mitad de tabla, gracias a sus resultados en La Rosaleda. Hay margen de sobra para corregir y seguir creciendo, pero queda mucho trabajo por hacer.