LaLiga SmartBank

El Málaga CF ingresa en la UCI

El conjunto blanquiazul selló una preocupante derrota por 0-2 ante el Huesca en La Rosaleda ante el Huesca y la afición estalló contra los jugadores

Mar Bianchi

Mar Bianchi

Nadie al volante. El Málaga CF continua en un viaje rumbo a una deriva preocupante de aquí hasta final de temporada y el margen de maniobra cada vez es más ajustado. Es duro hacer sentencias tan tajantes, pero los números y los resultados están reflejando que nada funciona y el equipo se muestra totalmente incapaz de aprovechar lo poco bueno que logra generar. Ante el Huesca, otra actuación que lamentar.

Las lesiones y los compromisos internacionales obligaron a Natxo González a redibujar su once. Andrés Caro ocupó la banda de Víctor Gómez, Escassi se quedó de central con Lombán y las dos puntas en ataque fueron Roberto y Paulino, con Febas un paso por detrás atento interceptando balones y regateando. 

La toma de pulso inicial dejó entrever a un Málaga bien plantado, parecía tener las ideas claras aunque se escapase la definición de las jugadas por milímetros. El Huesca no necesitó desplegar un grandísimo juego para tener ocasiones de plantarse en un par de ocasiones frente a Dani Barrio antes de que se cumpliera la primera media hora de encuentro. 

El acierto en los últimos metros del verde seguían siendo el principal escollo de los blanquiazules. Después de una buena conducción de Febas, Paulino recibió el balón en el área pero los defensores oscenses se lo robaron como en el patio del colegio. Minutos después, la internada de Jairo desde la banda acabó en la primera ocasión clara de los blanquiazules. Roberto remató sin éxito desde la frontal del área.

Mientras tanto, el equipo de Xisco Muñoz no parecía apurado, mantenía la posesión atrás, con calma, buscando el espacio. Ahí salía a relucir la presión de Febas en la medular y un Cufré muy vertical, activo en la recuperación y colaborando para salir hacia delante. 

Un Málaga CF ya mermado por las bajas tuvo que lamentar una más. Después de un sprint, Jairo se detuvo, se echó al césped y tras una breve conversación con los servicios médicos del club salió por su propio pie del terreno de juego. En su lugar entró Hicham.

La primera mitad acabó con una sucesión de ocasiones para el equipo blanquiazul. Otra vez Roberto, aprovechando su momento, remató con fuerza desde la derecha pero Andrés Fernández la despejó. Poco después, Vadillo también lo intentó con la izquierda pero el balón se fue a las nubes. Sin más, acabó el primer acto en Martiricos. 

Segunda parte

La segunda mitad no pudo empezar peor para los de Natxo González. En un disparo del Huesca, Dani Barrio despejó y a la vez dejó la pelota deambulando en su área, con más jugadores del Huesca por allí, así que Marc Mateu aprovechó para rematar al palo izquierdo e inaugurar el marcador. Otra vez a lamentar las ocasiones perdidas de minutos anteriores. 

Entre el gol en contra y el frío viento que corría en la tarde de domingo, el ambiente en La Rosaleda se quedó petrificado. Pero lo peor no había pasado. Con el Huesca envalentonado gracias al gol, le costaba menos adelantar metros y solo 10 minutos después del 0-1, Seoane por la escuadra coló el 0-2. 

En un principio, el público intentó reanimar a los jugadores desde la grada, pero la paciencia estaba a punto de colmarse. El técnico blanquiazul movió ficha desde el banquillo, como Paulino no estaba funcionando en el rol de delantero centro, sacó al terreno de juego a Brandon y para el centro del campo metió a Antoñín en el lugar de Vadillo. Los dos que salieron del verde se llevaron una seria pitada y empezaron a sonar durísimas críticas para los futbolistas blanquiazules.

Quedaba todavía media hora de juego intentar al menos el empate, pero ni las piernas ni los ánimos acompañaban. Para dar algo más de fuelle a un equipo maltrecho, Natxo llamó a Ramón y Chavarría. Febas y Roberto salieron del terreno de juego ovacionados. Pese a las críticas generales, el pueblo malaguista supo reconocer el gran esfuerzo de ambos. 

Lo más triste fue que desde entonces hasta el pitido final, se sentía más cerca el 0-3 que un 1-2 que acortara distancias. El equipo malacitano sigue complicándose la vida, condenándose a sufrir esta temporada hasta el último minuto. Los más de 15.000 espectadores que se dieron cita en el verde de Martiricos estaban enfadados, cansados y también asustados. Son muy pocos los jugadores que están a la altura de las circunstancias y el club, con una situación institucional todavía complicada, no se puede permitir dar pasos hacia atrás en lo deportivo. 

Suscríbete para seguir leyendo