Crónica

Fin a la agonía (0-1)

El Málaga CF cae en su estadio ante el Burgos y se salva matemáticamente a falta de una jornada gracias a los tropiezos de la Real B y el Amorebieta - Pitada histórica a la plantilla

Manuel García

Manuel García

El Málaga CF logra la permanencia matemática en Segunda. Y hasta el final, por demérito de los rivales. Los blanquiazules cayeron en casa frente a un Burgos con los deberes hechos y se libra de llegar a la última jornada con el agua al cuello gracias a los tropiezos de la Real Sociedad B y el Amorebieta. Punto final a la agonía para una afición que despidió a sus jugadores con una pitada histórica. Momento de depurar responsabilidades.

El conjunto blanquiazul comenzó con muchos nervios. Fueron varias las pérdidas en zona comprometida en los primeros minutos, casi siempre con Genaro como protagonista. Los jugadores consiguieron trasladar la inquietud a los más de 25.000 aficionados que arropaban al equipo. A los 9 minutos, en la primera vez que el Málaga encontró una vía de agua en la zaga burgalesa, llegó la primera ocasión clarísima del partido. Vadillo se plantó solo ante Caro pero se durmió, tardó demasiado en definir y su tiro fue taponado por un rival. Tampoco acertó a conectar con ningún compañero en el rechace.

Dos minutos después llegó una explosión de júbilo a La Rosaleda que fue cortada de raíz cuando el asistente levantó el banderín. Chavarría marcó tras regatear a Caro, pero estaba ligeramente adelantado. Tras una larga revisión de VAR se confirmó el fuera de juego del argentino.

El encuentro seguía muy trabado. Pero empezaban a llegar noticias tranquilizadoras desde otros estadios. La Real B y el Amorebieta comenzaban perdiendo casi a la par. 

El Málaga lo intentaba pero no conseguía dar el golpe definitivo en los metros finales. El gol blanquiazul no llegaba, y para colmo fue el Burgos el que consiguió adelantarse. Avisó a los 40 minutos en una jugada ensayada, pero el balón se estrelló en el larguero tras un doble remate. Y solo un minuto llegó el mazazo que dejó Martiricos con un silencio sepulcral. En una falta desde lateral del área, Miguel Rubio remató un envío raso casi dentro del área pequeña. Empanada total de un Málaga que se veía por detrás en el marcador al descanso. Solo las derrotas momentáneas por 2-0 de los rivales vascos daban algo de tranquilidad.

Pablo Guede dio entrada tras el descanso a Víctor Gómez por Isma Casas. Pero la situación no mejoró. De hecho, la ocasión más clara de los primeros minutos de la segunda mitad fue del Burgos. Por suerte, un pase rechazado se estrelló en el lateral de la red. El argentino seguía moviendo el equipo. Ramón y Roberto al campo por Luis Muñoz y Chavarría.

Pasaban los minutos y las prisas crecían. Los errores por precipitaciones eran cada vez más continuos y el respetable estaba ya totalmente desesperado. Llegó la pausa de hidratación de la segunda mitad a 15 minutos del final. Impotente por completo el conjunto blanquiazul, ni una sola ocasión de verdadero peligro en todo el segundo tiempo, jugándote la vida, ante un rival con los deberes hechos. Guede daba entrada también a Loren Zúñiga.

Y la noche se empezó a torcer también en otro escenario. La Real B hacía el 2-2 y se colocaba a un gol de meter al Málaga un problema muy serio. Lo que pasaba ya sobre el césped de La Rosaleda empezaba a importar poco porque el Málaga no daba muestras ni siquiera de empatar. Y en el descuento... el Huesca marcaba el 3-2, se celebraba en Martiricos, y automáticamente comenzaba una bronca monumental a los jugadores, ya con la permanencia asegurada. Pese a la derrota, el club blanquiazul asegura matemáticamente la permanencia en Segunda, pero no se fue nadie de rositas. Hacía tiempo que no se recordaba un abucheo tanto sonoro contra una plantilla. Punto final a la agonía.

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