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Un tiovivo de sentimientos en el final de Liga del Málaga CF

Lo vivido en la noche del sábado en La Rosaleda deja claro que, pese a lograr el objetivo mínimo, se presenta un verano bastante movido en las oficinas de Martiricos - Los jugadores, los principales señalados de una nefasta temporada

Sekou Gassama, una de las decepciones de la temporada. | GREGORIO MARRERO

Sekou Gassama, una de las decepciones de la temporada. | GREGORIO MARRERO / Manuel García

Manuel García

Manuel García

Difícilmente se pueden tener peores sensaciones después de lograr un objetivo que se llevaba persiguiendo semanas. Cierto es que a principio de esta temporada no era la lucha en la que se presuponía que iba a estar el Málaga CF, pero los acontecimientos le acabaron llevando una situación límite que, por suerte, tuvo su punto final positivo ante el Burgos. Sin embargo, la forma de conseguir ese último paso fue la puntilla para una afición que terminó descargando su ira con una plantilla que ha dejado a lo largo de la campaña más de un episodio de falta de compromiso.

El sábado, poco antes de la 10 de la noche, el conjunto blanquiazul conseguía certificar su permanencia en LaLiga SmartBank. Era algo que en condiciones normales debía haberse celebrado, aunque solo fuera durante algunos minutos, pero la manera en la que se ha desarrollado la temporada hasta su punto final impidió que la afición mostrase el más mínimo gesto de cariño hacia los futbolistas. Hubo que esperar a que los jugadores abandonaran el césped para que la Grada de Animación arrancase con algún cántico festivo.

Fue una tarde-noche de sentimientos encontrados. Alegría y entusiasmo con el recibimiento en los minutos previos al partido, tranquilidad por lo que iba ocurriendo en otros partidos, resignación ante lo que ofrecía el conjunto blanquiazul sobre el verde ante más de 25.000 seguidores, nerviosismo cuando la cosa empezó a complicarse, alivio con el 3-2 del Huesca y enfado absoluto una vez se selló la salvación.

El partido que hicieron los de Guede en un día clave ante un rival con los deberes hechos fue tan lamentable que consiguió desconectar a una afición entregada con el paso de los minutos. El gol del Burgos fue el primer mazazo de una noche que acabaría bien en lo deportivo pero con una ruptura total entra la hinchada y la plantilla en lo emocional.

Imágenes de decepcióntras el partido del sábadoen La Rosaleda.  gregorio marrero

Imágenes de decepción tras el partido del sábado en La Rosaleda. / Gregorio Marrero

El gol de la Real Sociedad B a 15 minutos del final (2-2) dejaba al Málaga al borde de tener que vivir este próximo fin de semana una última jornada de infarto. En los últimos minutos, en La Rosaleda había más gente atenta a las radios y a los móviles para saber lo que ocurría en Huesca que pendientes a lo que pasaba en el césped, con un Málaga totalmente impotente. Por suerte, en el descuento, el cuadro del Alto Aragón hizo el 3-2 y tranquilizó a la parroquia blanquiazul.

Ese gol del Huesca (3-2), anotado por Juan Carlos Real, propició el único momento de celebración en las gradas de La Rosaleda. Porque a partir de ahí se desató la tormenta. Ya con la tranquilidad de que la permanencia quedaba amarrada, el malaguismo no esperó ni a que terminara el encuentro para cargar contra la plantilla. «Jugadores, mercenarios», «Esa camiseta no la merecéis» fueron los cánticos que empezaron a sonar. A lo que siguió una tremenda pitada que continuó una vez concluyeron los encuentros en La Rosaleda y en El Alcoraz.

Ni siquiera el día de cumplir con el objetivo de las últimas semanas el equipo dio pie a una mínima celebración. La plantilla quedó totalmente señalada. Los actos de indisciplina que han rodeado a algunos jugadores a lo largo de la temporada estaba muy presentes en los aficionados. Y llegó el momento de estallar.

La plantilla tiene buena parte de la culpa de lo que ha ocurrido en esta insoportable campaña 2021-22. Pero no pueden ser los únicos que hagan autocrítica. Dirección deportiva, administrador y hasta el Área de Negocio del club. Todos han cometido fallos. Y grave error sería no reconocerlos para poner remedio y que no se vuelvan a producir. Esto ha sido un serio aviso, la ruina ha estado muy cerca.

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