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Debut en el banquillo

Puntos positivos y negativos del nuevo Málaga CF de Sergio Pellicer

El conjunto blanquiazul mejoró en la solidez defensiva y en la presión, claves para poder dejar la portería a cero en el duelo de El Molinón - El entrenador castellonense hizo cambios en ataque pero la producción ofensiva no mejoró

Jonás Ramalho y Esteban Burgos formaron una pareja sólida en El Molinón. La Liga

El primer partido de este ‘nuevo’ Málaga con Sergio Pellicer en el banquillo dejó aspectos positivos, que invitan al optimismo, y volvió a dejar en evidencia otros problemas en los que el entrenador de Nules deberá hacer hincapié para que los suyos mejoren en los próximos encuentros. Con pocos días de entrenamiento, el conjunto de La Rosaleda ya dejó patente sobre el verde algunas de las cosas que el míster considera innegociables si se quiere lograr la permanencia. La seguridad defensiva atrás y el orden en el posicionamiento y en la presión fueron algunas de las claves para que los blanquiazules dejaran después de más de un mes su portería a cero, pero en el área contraria sigue habiendo muchos problemas para crear ocasiones de verdadero peligro y hacer gol.

Portería a cero

El Málaga llevaba sin salir imbatido de un partido desde la última jornada del 2022, en la que consiguió derrotar en La Rosaleda por 1-0 al Alavés. Desde entonces, había logrado un 1-1 frente al Tenerife, una derrota por 2-1 en Eibar y otro empate en casa 1-1 contra el Burgos. En el estreno de Pellicer, el equipo blanquiazul pudo echar el cerrojo a su portería y eso le permitió sumar un punto, que debe hacer bueno ante el Oviedo. Yáñez tuvo que hacer una gran intervención en la primera mitad, pero más allá de esa acción, el Málaga no sufrió muchas más ocasiones de verdadero peligro, fruto del buen trabajo defensivo que se hizo.

Centro de la defensa

Debido a las lesiones de Escassi y Juande, la pareja elegida por Sergio Pellicer para jugar en El Molinón fue la de Esteban Burgos y Jonás Ramalho. Y la apuesta fue muy positiva. Los centrales blanquiazules cuajaron una gran actuación y tuvieron buena parte de la culpa del buen papel defensivo de los blanquiazules en Gijón. Ramalho venía jugando en el lateral derecho, pero el míster decidió colocar en el costado a Bustinza, ante la baja de Delmás, y devolver al vizcaíno a su posición más natural. Burgos y Ramalho se compenetraron bien y saldaron con nota el debut de Pellicer.

Fortaleza, orden y presión

El conjunto de Martiricos mejoró en su orden en el centro del campo, y eso propició una presión en campo rival más certera y efectiva. La zona ancha ganó en fortaleza y esfuerzo defensivo con N’Diaye y Luis Muñoz, otro de los aciertos de Pellicer. El Málaga consiguió desactivar a su rival en buena parte del partido siendo un equipo intenso y ordenado cada vez que quería apretar más arriba.

Producción ofensiva

No encajar facilita las cosas, pero para ganar y sumar tres puntos es obligatorio meter, al menos, un gol. Esa es la tarea pendiente de los de Pellicer, ser un equipo más peligroso sobre la meta rival. Un disparo lejano de Luis Muñoz y dos ocasiones de Rubén Castro, todo en la segunda mitad, fue lo más destacado a nivel ofensivo del Málaga en El Molinón. El conjunto blanquiazul ha fichado velocidad y desborde en este mercado invernal, tiene un hombre gol como Rubén Castro y jugadores de calidad en tres cuartos de campo. Sin duda, hay que generar más en ataque para que lleguen los goles.

Tardanza en los cambios

El equipo costasoleño estaba bien sobre el césped, no sufría con el empate en el marcador y eso pudo propiciar que Sergio Pellicer dudara a la hora de agotar los cambios. En condiciones normales no habría motivos para arriesgar, pero dada la situación límite del equipo en la tabla el punto se puede quedar corto y al Málaga le faltó algo de ambición para ir a por la victoria. No fue hasta el minuto 90 cuando el míster hizo el cuarto y quinto cambio. Metió a Appiah y a Ramón por Lago Junior y Jozabed, muy cansados ya. Quizás hubiera sido buena opción dar entrada al neerlandés con más margen de maniobra para alborotar el partido, pero el riesgo de perder el punto también debía rondar la cabeza del técnico.

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