Jugadores

Roberto Fernández, el héroe de La Rosaleda

Con sus dos goles, el delantero malaguista lideró al equipo en la remontada y fue el referente de una hinchada blanquiazul que vibró y celebró como nunca

El delantero cordobés es el ídolo del malaguismo.

El delantero cordobés es el ídolo del malaguismo. / Gregorio Marrero

Como dicen los entrenadores de vieja escuela, en el fútbol está todo inventado. Hay cosas que no van a cambiar nunca y una de ellas es que los delanteros son los que más camisetas venden, los que más portadas protagonizan y los que más dinero mueven en traspasos. El gol es, lógicamente, lo más cotizado en este deporte. Y en el Málaga CF no se da ningún tipo de excepción en este asunto. Porque si además, el goleador procede de la cantera, es de manera indiscutible el referente del aficionado. Al fin y al cabo, lo ha visto crecer y se ve reflejado en él. 

Es el caso de Roberto Fernández. Es el héroe del malaguismo y es que se lo gana a pulso en cada partido. El de Puente Genil sumó 15 goles en la temporada regular en un club que hacía años que no tenía un goleador. Para probarlo están las estadísticas. Fue en la temporada 2003/04 la última vez en la que un jugador del Málaga alcanzó la media treintena de goles. Fue Salva Ballesta, con 19. Ahora, 20 años después, Roberto ha tomado el testigo.

Goles importantes

No es el aspecto numérico el más importante de todos. El cordobés anota mucho, sí, pero es que además anota goles de vital importancia. El equipo de Martiricos no ha sido excesivamente goleador esta temporada, por lo que la importancia de sus tantos es vital. Ya sea de ‘abrelatas’, para sentenciar partidos o para igualarlos, el ‘19’ ha sumado una gran cantidad de puntos para su equipo.

Sin embargo, los grandes jugadores se demuestran en los partidos decisivos. No se ha de desprestigiar el trabajo realizado durante las 38 jornadas, pero es en el play off donde los líderes aparecen. Y Roberto no se esconde. Ya sabía lo que era marcar en un play off de ascenso a Segunda División, pues lo hizo la temporada pasada con el Barça Atlètic. Aunque es ahora, con 30.000 almas a la espalda, cuando está deslumbrando tanto a los que lo conocían como a los que no lo tenían «fichado». Tres goles en dos partidos para el ariete, cifras brutales que lo convierten en uno de los jugadores más determinantes de la categoría. No es únicamente un goleador. Pelea, presiona, se agarra y se enzarza con el que requiera el partido. Suele acabar los partidos con innumerables golpes recibidos, pero no le importa. Es un jugador que siempre pretende ir más allá. 

En el choque ante el Celta Fortuna, demostró ser un «9». No son goles de carreras interminables, como la que realizó en Vigo que precedió al penalti que él mismo marcó, o disparos desde la frontal. Son goles de área. De zona caliente. De saber estar. Son goles de tener olfato. Y son goles de delantero que vale dinero.

En el primero de ellos, demuestra que está siempre preparado. Dani Lorenzo peleó un balón que parecía perdido y, a base de coraje, brindó a Roberto una oportunidad de oro. Esas no las perdona el artillero blanquiazul. A pesar de que pueda parecer un delantero muy físico, tiró de sutileza para batir a Ruly García, ubicando el remate en el sitio que debía, pegado al palo más alejado. Siempre está preparado para mandarla a la jaula y así lo hizo. Y así lo volvió a hacer.

Partido de vuelta de la semifinal del play off de ascenso a Segunda División entre el Málaga CF y el Celta Fortuna

Kevin y Roberto celebran el segundo gol. / Gregorio Marrero

El segundo gol es parecido. Es de tener siempre activo el instinto goleador. De tener en la cabeza el remate de manera constante. De saber que, si tiene media oportunidad, la va a explotar al máximo. El centro de Kevin no parecía llegar a buen puerto, aunque un mal despeje de Yoel Lago cambió por completo los planes en el área celeste. El balón se prolongó hasta llegar a la zona del segundo palo. No es casualidad que la bota de Roberto Fernández estuviese en el lugar exacto del aterrizaje del esférico. A la espalda de su marcador y ante el guardameta, no vaciló en lanzarse al suelo para alcanzar la pelota a bote pronto. Un remate picado que superó nuevamente a Ruly García para desatar la histeria en La Rosaleda. Porque el malaguista celebra que su equipo sigue adelante en la promoción de ascenso a Segunda División y celebra que lo hace de la mano de su ídolo.

Ojo con las tarjetas

Los niños en las escuelas quieren ser Roberto Fernández y todas las suegras quieren que sea su yerno. Es la sensación en la ciudad malagueña, donde todos confían en que permanezca de cara al siguiente curso. Para ello se ha de ascender y Roberto debe andar con ojo. El de Puente Genil ha visto una amarilla en cada uno de los dos partidos de la semifinal, por lo que una tercera en la ida de la final le haría perderse el partido de vuelta. El punta es consciente, por lo que debe andar con pies de plomo en el próximo choque, donde pretende de nuevo repetir con sus queridos goles que acerquen todavía más al Málaga CF al fútbol profesional.

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