Ampliación

La Rosaleda: Una remodelación necesaria, más allá del Mundial 2030

La afición blanquiazul ha reventado las expectativas tras el ascenso del Málaga y ha demostrado que el aforo actual de La Rosaleda se ha quedado pequeño

La Rosaleda será sede del Mundial 2030.

La Rosaleda será sede del Mundial 2030. / Málaga CF

Manuel García

Manuel García

La remodelación de La Rosaleda es una obligación, por varios motivos. Lo que hace un año parecía un estadio que se iba a quedar grande tras el descenso del Málaga CF a Primera RFEF, ha dado un vuelco total solo 12 meses después. La ampliación del aforo del estadio de Martiricos es algo que ha quedado más que demostrado que es necesaria, pero además los aledaños y zonas exteriores del campo por excelencia de la ciudad se han quedado anticuados y muy por detrás de lo que se empieza a ver por muchas grandes ciudades de España.

La elección de La Rosaleda como sede mundialista en 2030 va a ser el espaldarazo definitivo para que el estadio sufra una transformación completa, tanto por dentro como por fuera. Era una adaptación que ya empezaba a ser necesaria, 20 años después de su última remodelación. Aunque la capital costasoleña no hubiera sido seleccionada para acoger partidos del Mundial 2030, esta actuación era algo que las instituciones iban a tener que realizar más temprano que tarde, pero ahora ya se hará por obligación, para aumentar su aforo a los 45.000 espectadores y cumplir con todos los requisitos que exige la FIFA para ser sede.

Récord de abonados

La ‘malagamanía’ se ha desatado por completo. El club blanquiazul ha batido su récord histórico de abonados -26.550- y nadie sabe cuántos podría haber logrado en caso de que La Rosaleda contase con más capacidad -actualmente su aforo es de 30.044 espectadores-.

El Málaga CF ha tenido que sortear los últimos 750 abonos que quedaron libres tras el plazo de renovación. Y en ese proceso recibió más de 15.000 solicitudes de carnés en un solo día. Es decir, si todas esas peticiones pudieran hacerse efectiva, la cifra de abonados hubiera rondado los 40.000, una tremenda locura en comparación con las cifras habituales en este club y en esta ciudad.

Los dirigentes de las diferentes instituciones dueñas del estadio -Ayuntamiento, Diputación Provincial y Junta de Andalucía- habían repetido por activa y por pasiva que la remodelación de La Rosaleda debía llevarse a cabo aunque no fuese sede mundialista, para modernizar el campo, su entorno y convertirlo en un escenario de eventos de todo tipo para la ciudad. La elección como sede ya obliga a hacerlo y, si no hubiese sido así, la afición blanquiazul ya se ha encargado de demostrar que La Rosaleda se ha quedado pequeña y que este equipo necesita un estadio a la altura de su gente.

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