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Málaga CF: Cinco años de administración judicial

El 20 de febrero de 2020 llegó desde los Juzgados de Málaga la decisión que apartó a los Al-Thani y que aún mantiene a José María Muñoz al frente del club blanquiazul

Jose María Muñoz, administrador judicial del Málaga CF, entrando en los Juzgados.

Jose María Muñoz, administrador judicial del Málaga CF, entrando en los Juzgados. / Álex Zea

Manuel García

Manuel García

El 20 de febrero de 2020 llegó una decisión que cambió el devenir del Málaga CF. María de los Ángeles Ruiz, magistrada titular del Juzgado de Instrucción Nº14 de Málaga, realizó un dictamen clave en la supervivencia del club blanquiazul: apartó de la dirección a los Al-Thani y determinó una administración judicial para gestionar la entidad de Martiricos. Comenzó una nueva era. Una etapa en la que José María Muñoz tomó las riendas y que, cinco años después, aún está vigente.

Primeros pasos

El 21 de febrero de 2020, José María Muñoz cruzó la puerta de La Rosaleda por primera vez como administrador judicial del Málaga CF. Y cinco años después, tras una pandemia, varios ERE, un descenso y un ascenso, entre otras muchas cosas que han pasado en este lustro, Muñoz sigue al frente del club, una situación que no tiene pinta de que vaya a cambiar en el corto plazo.

La figura del administrador judicial ha sido cuestionada a lo largo de estos años. Las críticas se recrudecieron con el descenso a Primera RFEF y en esta última temporada, desde algunos sectores de la afición, pero hay que hacer memoria y analizar su ‘mandato’ desde el principio para destacar lo malo y también lo bueno de su gestión. Los primeros pasos de José María Muñoz en el club fueron claves para su supervivencia. Llegó al club con la entidad en una situación agónica, con riesgo incluso de disolución, y consiguió estabilizarla en lo económico para que el Málaga CF siguiera adelante.

José María Muñoz, administrador judicial del Málaga CF, ayer en la sala de prensa de La Rosaleda.

José María Muñoz, administrador judicial del Málaga CF, en la sala de prensa de La Rosaleda. / Álex Zea

Nada más aterrizar en el club, llegó a todas nuestras vidas la pandemia del coronavirus, una circunstancia que mermó aún más la estabilidad financiera del club, debido a la caída de los ingresos. Además, a eso se sumó una sanción de LaLiga en la temporada 2020-21, por la nefasta gestión de Al-Thani, que obligó al Málaga CF a subsistir en Segunda con solo 18 fichas profesionales. Pellicer, que llegó al banquillo poco antes de la llegada del administrador tras la destitución de Víctor Sánchez del Amo, todavía en la etapa Al-Thani, obró el milagro de la permanencia. Aunque el verano fue de los más movidos que se recuerdan. Muñoz se vio obligado aplicar un doble ERE: uno a los trabajadores del club y otro inusual en el mundo del fútbol a la primera plantilla para liberar salarios y redimensionar la entidad a su nueva realidad económica para que LaLiga le dejase seguir compitiendo. Y, además, Pellicer decidió no continuar como técnico.

Un descenso fatídico

Los problemas en lo deportivo se acrecentaron en la campaña 2021-22. José Alberto López, Natxo González, Pablo Guede... Hasta tres entrenadores pasaron por el banquillo para conseguir una permanencia pírrica, por demérito de otros cuatro equipos. Pese a ello, José María mantuvo en el cargo a Manolo Gaspar, director deportivo del momento. Una decisión muy cuestionada por la afición. Como el hecho de no contar con un director general -Kike Pérez no llegó hasta febrero de 2023-. Y en la temporada 2022-23 llegó el mayor fracaso deportivo del club desde su llegada. Se vendió una plantilla configurada para pelear el ascenso y el Málaga CF acabó descendiendo a los infiernos de la Primera RFEF. Guede comenzó la temporada, Pepe Mel no consiguió enderezar el rumbo y Pellicer llegó cuando ya era tarde para evitar el descalabro. El descenso conllevó otro ERE a los trabajadores más humildes del club.

Ruptura con la afición

Ese descenso supuso una fractura total entre el administrador judicial y la mayor parte de la afición. Hubo manifestaciones pidiendo su cese, y a día de hoy todavía se escucha en algunos partidos salir desde un sector de la Grada de Animación el cántico de «¡José María, dimisión!». Más o menos apoyado por el resto del estadio según el momento y la marcha deportiva del equipo. 

Vuelta al fútbol profesional

Pese a que el equipo blanquiazul regresó en solo una temporada a Segunda División, con Pellicer en el banquillo, Loren Juarros liderando el proyecto desde la dirección deportiva y un ascenso histórico que volvió a unir a todo el malaguismo, parece que esa relación entre el administrador y parte de la grada ya es irreconducible. Las cosas no van mal en lo deportivo, en lo económico ha vuelto la estabilidad con el regreso al fútbol profesional, pero cinco años de administración ya son demasiados y la afición ya pide a gritos un cambio de rumbo en la entidad. El problema es que, salvo que Al-Thani decida apartarse definitivamente vendiendo el club o cediendo su gestión -en los últimos días tomó fuerza la opción de que José Manuel Calderón llegase a la entidad de la mano de inversores americanos-, la decisión de poner fin a la administración judicial tiene que llegar desde los Juzgados de Málaga.

Nueva prórroga

Y parece que no es algo que vaya a ocurrir en el corto plazo. De hecho, hace unos días se conoció que la jueza María de los Ángeles Ruiz ha decidido ampliar nuevamente la administración judicial por otros seis meses, hasta el mes de agosto. Por tanto, parece improbable que esto acabe pronto, y eso que es la propia magistrada la que reconoce que es una anomalía que no puede continuar sine die en un club de fútbol. Según expuso en su último auto, del 4 de febrero, considera «necesario que la medida cautelar de Administración Judicial que en su día fue adoptada con carácter provisional, con las causas y los efectos que en su momento se argumentaron, tenga la duración estrictamente necesaria, lo que incluye el hecho de que la medida de administración judicial, por el propio devenir de los acontecimientos en la causa y por el propio paso del tiempo deba de adecuarse a las circunstancias que concurren en cada momento». Pero por el momento José María Muñoz seguirá al frente del club.

Cinco años, y no tiene pinta de acabar. Mientras tanto, el club sigue prisionero de un propietario al que nadie quiere y que se niega a liberarle de sus cadenas y atrapado por los plazos de una lenta justicia que no pone fin a este eterno calvario. Sin una propiedad fuerte, que apueste de verdad por el club, el Málaga CF seguirá atado de pies y manos, condenado a la mediocridad económica y a la espera de otro milagro deportivo que le devuelva al sitio del que nunca debió salir.

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