Parecen los resultados de una inversión millonaria, de una campaña de promoción apoyada por las grandes fortunas del continente. El nombre de la Costa del Sol llenó ayer las páginas de la prensa de todo el mundo y lo hizo asociado al de Barack Obama. El anuncio de las vacaciones de la familia del considerado hombre más influyente del planeta ha supuesto una inyección de moral a la industria turística de la provincia y de Andalucía, que interpreta el hecho como una inmejorable publicidad y una oportunidad para seducir al mercado norteamericano.

El sector opta por la prudencia, pero no puede ocultar la satisfacción que le procura la llegada de la esposa del mandatario. La apuesta de la primera dama supone la reconciliación definitiva de la Costa del Sol con su mejor imagen, dañada en la última década por las secuelas del gilismo y la banalización de algunos de sus clientes. Para los empresarios, se trata de una constatación de la recuperación del destino, que vuelve a situarse en relación a su identidad de las décadas sesenta y setenta, que fueron pródigas en estancias de jefes de Estado y personalidades.

A pesar de que todavía restan algunos flecos, las vacaciones de los Obama tienen ya el sello de la oficialidad. El gabinete de la Casa Blanca confirmó ayer el desplazamiento, que se producirá el próximo 4 de agosto. La familia se hospedará en el lujoso Villa Padierna, situado en Benahavís. La administración norteamericana ha refrendado la presencia de la esposa del mandatario, Michelle Obama y de su hija pequeña, Sasha, de 9 años. En principio, el presidente tendrá que permanecer en Estados Unidos para atender asuntos de Estado, aunque no se descarta que se una posteriormente a la comitiva.

Ricardo Arranz, propietario del establecimiento, se convirtió ayer en la persona más solicitada. Asegura que la trascendencia mediática y económica de la estadía de los Obama trasciende a su hotel, reseñado recientemente como el más completo de España. «Es todo un reconocimiento a la Costa del Sol y tenemos la responsabilidad de hacerles la vida lo mejor posible», detalló.

El consejero de Turismo, Luciano Alonso, manifestó a este periódico su satisfacción y pidió respeto para la familia del presidente. «Nuestro objetivo es que vuelvan», señaló. El viaje de la primera dama entronca con los intereses estratégicos de la industria turística de Andalucía, que en los últimos años ha mirado con insistencia al mercado norteamericano, uno de los más apreciados por su poder adquisitivo y su volumen de viajeros potenciales.

Prescisamente, Alonso lleva meses tratando de recuperar con Iberia la conexión aérea entre Málaga y Nueva York, que fue suspendida por decisión unilateral de la compañía Delta Airlines, aunque se reestableció hace semanas. Un esfuerzo que converge con el de la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, que el pasado marzo cerró una campaña en la capital del Hudson con su participación en la ceremonia de clausura de la bolsa. «La visita de Michelle Obama es una promoción importantísima, un privilegio y un honor», declaró.

Su homólogo en Benahavís, José Antonio Mena, insiste en que el impacto de las vacaciones presidenciales van más allá del mercado estadounidense para convertirse en una referencia mundial. Los empresarios también son conscientes del significado mediático de la estancia y apuntan a un elogio implícito a las virtudes de la Costa del Sol. Antonio Aranda, gerente de la patronal hotelera, Aehcos, afirma que la elección no resulta azarosa, sino que responde a la calidad y la seguridad del destino. Una opinión compartida por el presidente del consejo de Turismo de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Miguel Sánchez, que alude a las mejoras de los últimos años.

Los agentes turísticos confían en el efecto Obama. Joaquín Fernández Gamboa, vicepresidente de Aedav, gremio que engloba a las agencias de viaje, pronostica un reclamo que tiene mucho sentido en un país de marcada tradición presidencialista. «No hay dinero para pagar una campaña semejante», apunta. De la misma manera, Ana Gómez, gerente del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, que habla del liderazgo del destino y del carisma de los Obama, altamente cualificados para generar opinión. La salida a la crisis puede tener una ayuda inesperada.