Un constructor endeudado intentó suicidarse en el Ayuntamiento de Marbella. Se cortó las venas dentro de la oficina del coordinador municipal de Hacienda y Personal, Carlos Rubio, según pudo saber este diario.

Fue una forma de protestar, probablemente, la más espectacular que han visto los trabajadores del área económica, acostumbrados a oír quejas y súplicas por parte de los empresarios para equilibrar sus cuentas.

Ocurrió el pasado martes. El emprendedor, muy conocido en la localidad por su larga relación laboral con el Consistorio durante la era GIL, se adentró en la sede consistorial de la plaza de los Naranjos para reclamar que le paguen sus facturas y esperó su turno para acceder al despacho de Rubio.

Quería reclamar las cantidades que entiende que el Consistorio le adeuda. Pero, «el Ayuntamiento no le debe nada», señalaron a este diario fuentes de la institución. No hay ninguna deuda reconocida, al menos, sobre el papel. Más bien es la propia administración local la que tiene interpuesto un procedimiento penal en su contra, según añadieron.

Vociferó una situación desesperada. Está embargado y no tiene ni un solo euro, relataron los testigos del triste suceso. Rubio trataba de indicarle que no era la forma de pedir nada. Tiene que seguir los cauces establecidos legalmente, los que utilizan los demás proveedores y acreedores.

Los gritos no tardaron en subir de tono y transformarse en aspavientos. Los intentos por hacerle entrar en razón fracasaban.

Fue entonces cuando no dudó en desnudar una de sus muñecas y hacerse una incisión. Fue cuestión de segundos. Un corte que tiñó de sangre las oficinas municipales.

Los trabajadores avisaron a un médico, que le atendió allí mismo. Afortunadamente, el corte no fue muy profundo y el empresario se encuentra sano y salvo, pese a su estado de desesperación y el llamativo color rojo que le teñía.

Posteriormente, el propio Rubio se puso en contacto con el empresario para conocer su estado de salud, indicaron a este diario fuentes municipales.

El coordinador de Hacienda y Personal, ya en una charla sosegada, trató de hacerle comprender que no puede saltarse las normativas establecidas ni pagarle unas deudas que no figuran como tal en las cuentas públicas.

La arriesgada protesta impactó a los trabajadores y al propio Rubio que, aún no han podido recuperarse de la escena que han presenciado esta misma semana.

Tras seis años de crisis local sumada a la general, el Ayuntamiento acaba de saldar diez millones de euros de deuda con 500 proveedores. Lo último que se podía esperar en la sede municipal era un acontecimiento tan trágico como éste.