La plataforma ciudadana creada a finales del pasado mes de diciembre por más de un millar de vecinos, profesionales de todos los ámbitos y destacados miembros de la sociedad marbellí en contra de la construcción de rascacielos en Marbella, ha presentado un manifiesto en el hotel San Cristóbal en contra de este tipo de construcciones.

El colectivo, que preside la arquitecto Carola Herrero, afirma que la modificación puntual de elementos del Plan General de Ordenación Urbana de Marbella para permitir edificios de hasta cincuenta plantas de altura "podría desencadenar unos procesos urbanos indeseados, de los cuales otros lugares han sido ya víctimas y en los que Marbella no quisiera incurrir".

Los miembros de la plataforma rechazan el argumento de que estas construcciones van a "mejorar el la población por revitalizar las áreas urbanas en las que se implantan" y por la necesidad que "Marbella tiene de competir en el mundo".

Para la plataforma "resulta, cuando menos, falaz, justificar unas torres destinadas a un mercado residencial de alto poder adquisitivo por revitalizar unas zonas que ya de por sí disponen de una elevada renta de situación, precisamente por su excelencia urbanística".

El colectivo lamenta que el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Marbella vincule la imagen publicitaria y el futuro económico de Marbella a la construcción de unos rascacielos a imitación de otros lugares con los que supuestamente tiene que competir.

Al mismo tiempo, los miembros de la plataforma no dudan de que un edificio emblemático puede contribuir a mejorar el posicionamiento económico de una ciudad en el mundo globalizado pero advierten de que el valor de una obra arquitectónica reside en los contenidos culturales de la obra en sí y no en su altura o en el efecto mediático de su firma.

Y es que, el colectivo, recuerda que no son pocos los ejemplos de edificios emblemáticos que en realidad han dado lugar a extravagancias que en vez de aportar valor añadido a las ciudades, han servido para hipotecarlas de por vida y situarlas en la geografía del despilfarro.

Para los integrantes de la plataforma contra los rascacielos en Marbella, los proyectos que pretende avalar el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Marbella suponen un cambio de modelo urbanístico, contrario a la idiosincrasia de Marbella y afirman que lo que está en juego es "si la ciudad quiere ser una franquicia de modelos ajenos o seguir siendo un modelo propio desde esa sólida calidad, discreta y sin estridencias, que supone su auténtica fuente de generación de riqueza".

En virtud de todo ello, la plataforma ciudadana espera que la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, anule el acuerdo aprobado por el pleno del Ayuntamiento el pasado 29 de noviembre y destierre así la posibilidad de que se puedan levantar este tipo de construcciones en la ciudad.

Los miembros de la plataforma recuerdan que Marbella sigue todavía tratando de olvidar y superar los errores cometidos durante el mandato del Grupo Independiente Liberal, liderado por Jesús Gil y Gil, "período en que la ciudad, por haber sido uno de los principales focos de la corrupción política y la arbitrariedad urbanística de nuestro país, dejó de ser uno de los lugares turísticos más prestigiosos del mediterráneo, condición que, afortundamente, hoy ha recuperado".

No obstante, advierten de que el desprecio a la seguridad jurídica, la moral pública y la razón urbanística de aquella época ha generado un estado de alerta ante cualquier nuevo intento de suplantar los intereses colectivos por los privados en perjuicio de una excelencia urbanística y medioambiental que, a pesar de las amenazas, la ciudad pretende consolidar como su más genuino patrimonio.