­«Podría ser el descendiente de una ilustre familia, muy importante en la historia de España. O un oficial de la Legión Extranjera francesa. O el rey de la Grande Saison de Baden-Baden. O un prestigioso importador de purasangres para las más ilustres cuadras norteamericanas. O un golfista de solera. Pues sí. En realidad el marqués de Nájera había sido todo eso durante su larga vida. Y muchas cosas más». Se trata de Ángel Fernández de Liencres, más conocido en el ámbito turístico como el marqués de Nájera, descrito por la pluma del hotelero y escritor Rafael de la Fuente en el libro de la Historia de la Costa del Sol. Fue, además, un pionero, un visionario, alguien que fue fichado para convertir una zona alejada y desconocida de Marbella en la actual Moraleja de la Costa del Sol. Todo empieza con él en la década de los años 50. Y con la familia Goizueta, propietaria de los terrenos.

Con el paso de los años, Guadalmina se convirtió en refugio de gente guapa. Y lo sigue siendo para los que llenan papel couché, pero también para altos dirigentes políticos. José María Aznar, por ejemplo, lo tiene como lugar predilecto y acaba de confirmar su relación de amor con esta selecta urbanización tras comprar un casoplón en la zona más lujosa.

Después de haber veraneado en Quintanilla de Onésimo (Valladolid) y luego en Oropesa del Mar (Castellón), la familia Aznar decidió establecerse en Marbella. Primero lo hizo en Guadalmina Alta, hace ya algunos años, cuando adquirió un apartamento, un ático dúplex, después de abandonar la presidencia del Gobierno. No era muy grande y estaba lejos del campo de golf y, sobre todo, de la playa. Demasiado lejos. Por eso, hace cuatro años, compró otra junto al hoyo18 del campo de golf, donde se trasladó. En esta ocasión era un chalé donde, nada más llegar, fue colocada una gran bandera de España en el porche.

Vecindario selecto

Los Aznar todavía no se sentían en su salsa. Querían algo aún más sofisticado y más íntimo. Y más cerca de la playa y con un vecindario más selecto. De ahí que hayan comprado una villa a escasos metros del mar, espaciosa pero algo deteriorada, que en estos días está siendo restaurada para que en Semana Santa pueda ser habitada. La familia es muy de pasar estas vacaciones en la Costa del Sol.

La nueva casa se sitúa en la zona más distinguida de esta zona inventada por el marqués de Nájera. Él fue quien importó el golf y creó el primer campo de la Costa del Sol en el actual Parador de Campo, inaugurado por el Rey Alfonso XIII. Después de la Guerra Civil, creó El Remo, en Montemar. «Donde lo más granado de Hollywood terminó descubriendo a España», asegura Rafael de la Fuente. «Siempre recordaré al marqués con las mujeres más bellas y elegantes del planeta, en aquella pista de baile, escondida en esa especie de pequeña jungla que era el jardín de El Remo», añade.

Esta experiencia fue una carta de presentación suficiente para que le llamaran los Goizueta para que creara un campo de golf en Guadalmina, convirtiéndose desde ese momento en el alma de esta exclusiva urbanización. «Toda Guadalmina se crea para vender parcelas» a las familias importantes, la creme española, que acuden al rico maná marbellí atraídos también porque la marquesa de Villaverde, Carmen Franco, hija del jefe de Estado, es de las primeras en tener allí una casa de verano.

La tradición se ha mantenido. Los Aznar no son la última incorporación, ni mucho menos, aunque haya sido sonada la compra del nuevo palacete de 448 metros cuadrados de superficie construida en medio de una parcela de 2.142 metros cuadrados en total con piscina. Fue edificada en 1994.

Los portales inmobiliarios que se dedican a promocionar estos palacetes de segunda mano marcan unos precios prohibitivos para la mayoría. Doscientos metros cuadrados arriba o abajo, una casa de las características de la nueva de José María Aznar y Ana Botella puede costar entre 1.650.000 euros y 1.800.000 euros. La del expresidente podría haberle costado algo más barata, al encontrarse en peores condiciones de conservación y el alto coste que supondrá su reforma.

De este modo, Aznar se arrima a la parte más lujosa de la urbanización, a la playa que tanto frecuenta y disfruta con sus perros, y a donde sale a hacer footing a diario. Y al campo de golf, donde también suele hacer unos hoyos. Y también donde se reúne la flor y nata de Génova en torno al paddle, deporte nacional.

Rafael de la Fuente hace memoria para hacer una lista de los políticos del PP que tienen casa en Guadalmina Baja. Muchos de ellos, además, alquilan en verano o se hospedan en hoteles de alto standing. Pero son propietarios de lujosos chalés Javier Arenas, en la promoción Eagles Village dentro de la urbanización de la Quinta Golf; María Dolores de Cospedal, Ignacio González, en un polémico ático de Guadalmina Beach... Todos son inquilinos de esta exquisita zona marbellí, que en realidad se reparte también entre Benahabís y Estepona, ya que es el río del mismo nombre el que hace de frontera natural entre los municipios.

También lo era Luis Bárcenas, en la zona de Los Goyanes, vecino de Cari Lapique, hasta que se vio «obligado» a dejar de veranear en Marbella para hacerlo en Soto del Real.

Juan Villalonga, íntimo amigo de Aznar en la juventud y presidente de Telefónica cuando su primer Gobierno la privatizó, también tiene casa en Guadalmina. E Isidoro Álvarez, todopoderoso dueño de El Corte Inglés, justo al lado de donde vive Laura Valenzuela, hasta el punto de que éste compró a la popular presentadora buena parte de su jardín para ampliar su parcela. En el hotel Guadalmina se filmó A touch of class, con Glenda Jackson y en su residencia de esta urbanización murió Fulgencio Batista, presidente exiliado de Cuba.

De la Fuente distingue entre la margen izquierda y la margen derecha del Guadalmina. La primera sería territorio popular, donde pasaban grandes temporadas los exministros Acebes, Michavila y Jaime Mayor Oreja; mientras que en la derecha, ya en el término municipal de Estepona, también tiene casa José Bono, que es socialista. Más en concreto en la zona conocida como La Atalaya.

Guadalmina, en la década de los 50 del siglo pasado, fue destacada en las páginas de la ya por entonces prestigiosa revista LIFE, dando la vuelta al mundo por ser un lugar atractivo, agradable, cómodo y tranquilo, frente a la Costa Azul, la Riviera italiana, Biarritz o Deauville, que conformaban el circuito de la high society. El marqués de Nájera había tenido éxito, para fortuna de los Goizueta. Y fue de nuevo fichado, esta vez por el banquero Ignacio Coca, que decidió inspirarse en Guadalmina para crear Los Monteros: una urbanización de lujo en torno a un campo de golf y un hotel. Allí, el marqués pudo coronar su larga y fructífera vida de visionario. En la actualidad, se da la coincidencia de que el propietario del ambos establecimientos hoteleros es la misma persona: el empresario Judah Azuelos.

Y en Los Monteros pasó unos días inolvidables también el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero en 2012, junto a su mujer.

Sin multa por llevar a los perros sueltos

El Ayuntamiento de Marbella no llegó a sancionar a Aznar por pasear a sus perros en la playa de Guadalmina sueltos y sin bozal en la pasada Semana Santa. El expresidente se libró por un defecto de forma. La denuncia había sido realizada por el grupo municipal del PSOE y no era válida, ya que según explicó en su día el concejal de Medio Ambiente, Antonio Espada, no era válida, ya que para iniciar una sanción de este tipo, el Ayuntamiento debe recibir una notificación de denuncia del Seprona, de la Policía Local, de la Patrulla Verde o de agentes de la Delegación de Medio Ambiente.

Pese a la insistencia de los socialistas, que llevaron al caso al pleno municipal de la ciudad, José María Aznar no tuvo que pagar ningún tipo de sanción, pese a no estar permitida la presencia de perros en las playas por la Ordenanza Municipal de Tenencia de Animales. Los artículos 20.3 y 20.4 de esta normativa obliga a llevar a los canes con collar y con correa, además de bozal.