­«El dinero está como los pájaros, sobrevolando Marbella, sólo hay que extender la mano para alimentarlos y que bajen». Con esta metáfora, el presidente de la Federación Andaluza de Urbanizadores y Turismo Residencial, Ricardo Arranz, explica la situación actual del sector del lujo en la Costa del Sol. El potencial es grande y las previsiones no pueden ser mejores, pero queda aún mucho camino por andar para que los resultados económicos se vean reflejados en esta industria y se logre recuperar el esplendor de otras épocas. Todos los expertos en la materia coinciden en que la marca Marbella no está delimitada y se hace necesaria una buena campaña de publicidad y marketing que sea capaz de atraer a ese público en potencia.

«Tenemos que invertir en comunicación y crear productos de calidad. Eso es esencial para distinguirnos de otros destinos similares», apunta Arranz, quien añade que «no hay que renegar del lujo, al contrario, hay que promocionarlo».

Sin embargo, el concepto de la ostentación es muy complejo y diferente según quien lo interprete. «Marbella da la imagen de chicos jóvenes en fiestas en los beach clubs y esa no es la exclusividad que muchos comerciantes queremos para la ciudad», asegura Miguel Gómez, copropietario de la joyería Gómez y Molina. En este sentido, este empresario apunta que «fuera del Starlite y el Marbella Luxury Weekend, la localidad no tiene una oferta atractiva para estos turistas». Además, Puerto Banús, que es la zona de España con mayor concentración por metro cuadrado de tiendas de lujo, tiene carencias esenciales como un baño público o la continua presencia de vendedores ambulantes con falsificaciones de productos ostentosos.

La falta de seguridad es otro de los problemas que avistan los comerciantes de este puerto deportivo. «Los clientes no están tranquilos si no pueden pasearse con su reloj de 60.000 euros sin temor a que se lo quiten», señala Raquel Gómez, copropietaria de dicha joyería. Por otra parte, el perfil del turista de lujo no sólo busca los lugares de glamour. El casco histórico de la ciudad es uno de los grandes reclamos y, sin embargo, tiene enormes carencias a nivel comercial y estético.

Turismo residencial

Una de las grandes locomotoras de la reactivación económica en la Costa del Sol es el turismo residencial. Las ventas se mueven tímidamente aunque las expectativas son muy buenas. La recuperación de la moneda rusa, el rublo, va a hacer que vuelva a incrementarse el número de turistas llegados desde Moscú , mientras que la bajada en un 30% del euro también supondrá el aumento de visitantes árabes. Ambos segmentos son considerados de clase media alta.

Sin embargo, segmentos clave para satisfacer esta demanda como son las viviendas de lujo siguen encontrando problemas a la hora de resolver temas urbanísticos, lo que a juicio de muchos frena las inversiones. Roque Justicia, presidente de la asociación de empresarios de vivienda de alta gama DOM3, asegura que los ayuntamientos «tienen que dotarse de forma urgente de equipos cualificados y eficaces que agilicen los trámites necesarios para la construcción de inmuebles de lujo, ya que reportan grandes beneficios también a las arcas municipales».

A parte de este factor, existe otro problema: la modernización. «Los inversores extranjeros cada vez son más jóvenes y piden casas robotizadas o inteligentes. Esta es una carencia de Marbella que hay que solucionar», señala el abogado internacional Ricardo Bocanegra. La Costa del Sol cuenta con grandes factores que la hacen atractiva.

El desarrollo de las infraestructuras tales como el aeropuerto o el AVE, facilitan las comunicaciones. A su vez el clima supone otro de los grandes éxitos de este destino. Ahora, la asignatura pendiente es la promoción.

@MariaAlbarral