La Fiscalía pide cuatro años de prisión, 14.400 euros de multa y seis años de inhabilitación para cargo o empleo público para un cartero de Marbella que no repartió correspondencia desde agosto de 2013 a enero de 2014, la guardó en su domicilio y luego, «para no ser descubierto» le prendió fuego a las cartas.

Según consta en la calificación fiscal, a la que tuvo acceso La Opinión de Málaga, el acusado «trabajaba como personal fijo de la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos SA, siendo su cometido la clasificación y el reparto del correo que le era asignado por distritos y secciones en la localidad de Marbella».

Así, «al menos desde agosto de 2013 y hasta enero de 2014, el procesado no repartía la correspondencia de la que estaba encargado, cartas que iba ocultando en su domicilio de Marbella sin ser entregada a sus destinatarios».

El 24 de enero de 2014 el encausado, «para no ser descubierto», señala el fiscal, «procedió a quemar en su casa esa correspondencia, hasta que fue sorprendido a las 18.30 horas de ese mismo día». Finalmente, fueron recuperados 3.583 documentos, sin que haya podido cuantificarse el total de cartas quemadas.

Los hechos han sido calificados por la Fiscalía como un delito continuado de infidelidad en la custodia de documentos, por el que se le piden cuatro años de cárcel, 14.400 euros de multa y seis años de inhabilitación. El caso ha sido remitido al Tribunal del Jurado de la Audiencia Provincial de Málaga.

Éste es el segundo caso similar que llega a juicio este año. Sin ir más lejos, el pasado 19 de junio el Tribunal del Jurado condenó a dos años de cárcel, multa y a tres años de inhabilitación a una mujer que ejerció como cartera en Riogordo por tirar 241 cartas que debía repartir a la basura.

La cartera, que el 11 de marzo de 2013 fue llamada a trabajar de forma puntual como durante años había sucedido, negó en el juicio haber cometido los hechos y defendió que ella la más interesada en que no se perdiera la correspondencia, precisamente porque su objetivo era hacerse con el trabajo de forma definitiva.

La mujer debía recoger y entregar en el pueblo la correspondencia asignada, «que era traída desde la oficina de Colmenar, así como también debía desarrollar tareas anteriores y posteriores al reparto». La acusada, consideró probado el jurado, recibió la correspondencia «en una valija que le entregó su compañera, pero ella, lejos de repartir la totalidad de las cartas, procedió, sin cumplir con la función de custodia que asumía, a introducir dichos sobres en dos bolsas de plástico con un elástico».

Acto seguido, depositó las bolsas en un contenedor existente en el margen izquierdo de la carretera de salida de Riogordo, según el sentido de la circulación hacia Alfarnate y Alfarnatejo. Las bolsas contenían 220 cartas particulares y 21 oficiales. De ellos, 136 estaban en buen estado y 64 mal conservadas por las lluvias caídas horas antes.