Los forenses que declararon ayer en el juicio a cuatro policías locales de Marbella, acusados en relación con la muerte de un hombre al reducirlo en plena calle, mostraron discrepancia entre ellos sobre las causas que originaron el fallecimiento de la víctima.

Los hechos sucedieron en febrero de 2006. La Fiscalía acusa a un agente por un delito de homicidio por imprudencia y pide dos años de prisión, al considerar que se extralimitó al presionar a la víctima cuando estaba tumbada. La acusación particular, que representa a la familia del fallecido, acusa a cuatro policías y por más delitos.

Así, mientras dos médicos forenses que hicieron la primera autopsia y la Real Academia de Medicina de Granada sostienen que la muerte se debió a un delirio agitado debido al consumo y adicción a la cocaína; el profesor Luis Frontela señala que se trató de una asfixia por sofocación, al obstruirle la entrada de aire.

La vista oral continuará mañana en la Sección Segunda. En la sesión de ayer declararon varios peritos, el primero de ellos el forense que se encargó de realizar el levantamiento del cadáver, quien explicó que aparentemente el hombre tenía roto el tabique nasal.

Los médicos forenses mantuvieron que para determinar las causas de la muerte tuvieron en cuenta los antecedentes, como el consumo de cocaína, y también los datos aportados en el atestado policial, de que el hombre tenía hipertermia, insensibilidad al dolor y su actitud era de fuerza extrema.

Con estos datos, indicaron, llegan a la conclusión de que se trata de un «caso típico» de un delirio agitado o excitado, ya que tiene «todas las características del mismo». Aparte, tenía varias lesiones que no afectaron a órganos vitales y «nada tienen que ver» con las causas de la muerte.

Por contra, el forense Luis Frontela se mostró «absolutamente» en desacuerdo con los anteriores y señaló que, aunque tuviera un delirio agitado, algo que dijo, no se puede concretar, «pocas personas fallecen por esta causa», apuntando que existen unos protocolos «para evitar la muerte».

Por esto, insistió en que hay «signos objetivos» de sofocación y es posible determinar los mecanismos con los que se produjo.