El fallecimiento de un menor de dos años tras precipitarse al vacío por una barandilla en mal estado, a la cual le faltaba un barrote (como se puede observar en la fotografía), ha provocado conmoción y tristeza en los vecinos de la barriada de La Patera, en Marbella, que han recibido con sorpresa la muerte del pequeño, que acudía a una guardería ubicada en la calle Conde de Casal, vía en la que tuvo lugar el suceso.

Varios vecinos consultados declararon a los periodistas su malestar por el accidente, que tuvo lugar el pasado viernes sobre las 15:00 horas cuando el padre recogió al pequeño de la guardería y éste se le escapó mientras colocaba la silla del coche, momento en el cual el pequeño cayó por el hueco de la barandilla -originado por la falta de un barrote de hierro-, según relataron los residentes del barrio, un espacio que fue precintado por la Policía Local y donde se depositaron tres ramos de flores en recuerdo de la víctima.

Carmen Rodríguez, una cordobesa que visita estos días la feria de Ojén y que almuerza en un bar de la barriada de La Patera, en Marbella, relató a los periodistas cómo el pasado viernes vio alrededor de las 15:00 horas al padre con el menor en los brazos pidiendo auxilio: “Iba llorando pidiendo ayuda y el niño iba echando sangre”. Rodríguez señaló que en ese momento paró un coche que circulaba por la calle Conde de Casal y pidió al conductor que auxiliará a la víctima, el cual trasladó a los afectados al Hospital Costa del Sol, que fueron llevados posteriormente al Hospital Materno Infantil de Málaga en helicóptero.

La testigo mostró así su “sorpresa” por la muerte del menor, de la que tuvo conocimiento ayer martes a través de los medios de comunicación.

Por su parte, Fernando, hermano del hombre que socorrió a los afectados, relató cómo el padre de la víctima pedía ayuda con su hijo en los brazos “llorando mucho” e “histérico”, según le ha trasladado su familiar, así como criticó el estado en el que se encuentra la barandilla, con “boquetes por todos lados”.

Esto no es de un día, ni dos, ni tres, lleva años así”, señaló, al tiempo que aseguró que los vecinos de la zona llevan años pidiendo que se arregle la baranda. ¿Qué tardas en soldar el barrote, dos minutos?, se preguntó, al tiempo que lamentó lo sucedido y que el Ayuntamiento arregle la barandilla una vez que ha fallecido un niño.

Otra vecina de La Patera que ha preferido mantener su anonimato señaló que la barandilla llevaba más de dos años y medio rota y aseguró que la sensación en la barriada tras el suceso es de “tristeza” y “conmoción”, así como criticó el continuo estacionamiento de vehículos en segunda fila en la calle, a pesar de ser una zona frecuentada por menores.

Nieves Cózar, otra residente de la zona, incidió en el deterioro de la barandilla desde hace más de dos años, al tiempo que relató cómo el suceso “ha sorprendido muchísimo en el barrio”.

Por su parte, los responsables de la guardería declinaron hacer declaraciones a la prensa, mientras que las madres y padres consultados en el lugar de los hechos mostraron su estupor ante lo acontecido, como Lorena Cañas, progenitora de una menor de dos años y medio que acude cada día a sus instalaciones.

Cañas no dudó en expresar que la muerte del menor le ha sentado “como una patada en el estómago”, al tiempo que incredulidad en los padres que acuden a la guardería, que “no se lo creían, pensar que un niño esté vivo y de repente ya no está”. Asimismo, lamentó la afluencia de coches en la zona.

Mientras, Carmen Sanabria, madre de tres menores que acuden al centro infantil, aseguró que el accidente “ha conmocionado a los padres” y advirtió de que “ese hueco debería haber estado señalizado”, ya que “los niños son niños y no ven el peligro”.