La barandilla por la que se precipitó un niño de dos años y medio el pasado viernes en Marbella, provocándole un traumatismo craneoencefálico severo por el que murió el pasado lunes en el Hospital Materno Infantil de Málaga, ya estaba rota en 2008.

El suceso mantiene conmocionados a los vecinos de Marbella. La tragedia se produjo el pasado viernes a las tres de la tarde cuando el pequeño, hijo de un Policía Local de Marbella -al que se ha retirado el arma reglamentaria siguiendo el protocolo en estos casos-, volvía de una guardería situada en la calle Conde de Casal, del barrio de La Patera.

Según testigos presenciales, su padre había aparcado unos metros más adelante, en un tramo de la calle donde la acera se hace más ancha y el pequeño se escapó corriendo mientras colocaba la silla del coche, cayendo por el hueco de la barandilla -a la que le falta un barrote de hierro- que separa el aparcamiento de un edificio contiguo con un desnivel de varios metros, con la fatalidad de que en ese momento no había aparcado ningún coche que hubiera amortiguado el golpe.

El hueco de la barandilla fue precintado ayer por operarios municipales y se ha convertido en un pequeño santuario donde los vecinos han depositado velas y flores en recuerdo del pequeño. Sin embargo, la barandilla estaba rota al menos desde noviembre de 2008, como se puede comprobar en las imágenes de la aplicación Street View de Google Maps.

El Ayuntamiento de Marbella decretó ayer tres días de luto por la muerte del pequeño, que fue incinerado en un pueblo de Sevilla de donde es la familia. El portavoz del equipo de gobierno, Javier Porcuna, compareció ayer junto al alcalde, José Bernal, y otros miembros del Ejecutivo local para dar las condolencias a la familia. «El Ayuntamiento trabaja en esta situación desde que tuvo conocimiento», fueron las escuetas declaraciones del portavoz del equipo de gobierno, que ha suspendido todos los actos municipales durante tres días.

Conmoción vecinal. El fallecimiento del menor ha provocado una gran conmoción y tristeza en los vecinos de la barriada de La Patera donde se encuentra la guardería a la que acudía el pequeño, cuyos responsables no quisieron ayer hacer declaraciones.

Sin embargo, varios vecinos consultados por este diario no ocultaron su malestar por este accidente.

Carmen Rodríguez, una cordobesa que visita estos días la feria de Ojén y que almorzaba en un bar de la barriada de La Patera, relató cómo vio al padre con el menor en los brazos pidiendo auxilio: «Iba llorando pidiendo ayuda y el niño iba echando sangre».

La vecina añadió que en ese momento paró a un coche que circulaba por la calle Conde de Casal y pidió al conductor que les auxiliara. Sin pensárselo dos veces, el conductor trasladó a padre e hijo al hospital Costa del Sol, desde donde fueron trasladados al Materno Infantil de Málaga en helicóptero, ante la gravedad de las heridas. Esta vecina no pudo ocultar ayer su sorpresa al enterarse de la muerte del menor a través de la prensa.

Por su parte, Fernando, hermano del conductor que socorrió al pequeño y su padre, relató las escenas de pánico que vivió su hermano al ver cómo el padre de la víctima pedía ayuda desesperado con su hijo en brazos, y criticó el estado en el que se encuentra la barandilla, con «boquetes por todos lados».

«Esto no es de un día, ni dos, ni tres, lleva años así», señaló este vecino, que aseguró que en el barrio llevan pidiendo que se arregle la barandilla desde hace tiempo. «¿Qué tardas en soldar el barrote, dos minutos?», se preguntó.