Rosa Vañó es socia fundadora de la Castillo de Canena Olive Juice, empresa aceitera que exporta a 52 países. Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, creó en 2003 la compañía dentro de la empresa familiar, logrando posicionar la marca como referente de innovación y calidad en el mercado de aceites de oliva de alta gama en todo el mundo. La empresaria acudió en octubre a los almuerzos del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) Marbella para hablar de su experiencia con la ponencia «La estrategia de creación de marca en el sector de aceite de oliva virgen extra; Castillo de Canena».

Su empresa ha crecido en poco tiempo posicionándose en todos los mercados, ¿Cómo se crea valor añadido de una marca?

Dentro de un sector como el aceite de oliva virgen extra, donde hay una cantidad de oferta importante, tu capacidad de crear una comunicación con el consumidor, un valor diferencial, reconocimiento y luego liderazgo lleva consigo una serie de pasos, que es lo que hemos pasado nosotros con Castillo de Canena desde hace trece años.

¿Cómo ha sido el caso de Castillo de Canena?

Para mí es importante no mirar alrededor, mirar hacia delante. Nosotros lo que no hacemos nunca es competir contra nosotros mismos, yo no quiero sacar una aceite que sirva para lo mismo que los que tengo ahora, por eso trabajo con distintas catas, con distintos tipos de sabor para distintas cosas, o creo aceites como el humo de roble o me meto en el mundo biodinámico.

¿Cómo se encuentra el sector aceitero en estos momentos?

El sector aceitero es, a mi criterio, la revolución gastronómica del siglo XXI. El aceite de oliva virgen extra hasta ahora lo hemos tenido en casa, no le hemos dado mucha importancia, lo hemos tenido para freír, para condimentar, pero ahora mismo empieza a haber una cultura, un conocimiento, un reconocimiento e incluso unas preferencias. Hay realmente una cultura que cada vez es más importante alrededor del aceite de oliva. Nosotros trabajamos en 52 países y pretendemos que España, Andalucía, esté allí como líder.

¿Cómo están valorados los aceites españoles en el mercado internacional?

En general, todos los aceites españoles, y sobre todo los andaluces, están siendo capaces de ponerse a la cabeza no solamente en premios, sino a la hora de trabajar con chefs, cadenas y países, y la gente empieza a valorarlo, con lo cual, ¿estamos en el buen camino?, sí. ¿Queda tiempo?, también. Como todo, hay que trabajar.

¿Cuáles son las necesidades del sector en estos momentos?

Profesionalidad, profesionalidad y profesionalidad. Es un sector capaz de invertir en tangibles todo lo que quieras, el tractor, la máquina, la línea de envasado, el depósito..., pero no en intangibles, que es talento, gente formada. Ahora estamos en aceites de calidad y aceites de botella bonita, nos faltan profesionales formados.

¿Hacen las administraciones públicas la promoción necesaria del aceite en el exterior?

Las instituciones sí la hacen, lo que pasa es que las instituciones no pueden ser el departamento comercial de nadie. Lo que no podemos pretender nunca es que las instituciones hagan de departamento comercial porque no es su labor, te dan las herramientas pero tú tienes que saber utilizarlas y complementarlas.