­El Cerro Colorado es un yacimiento arqueológico de la época púnica situado en la Vega del Colorado, entre los términos municipales de Marbella y Benahavís en la margen izquierda del río Guadaiza , donde se asentó un poblado desde mediados del siglo IV hasta el I a.C.. Los restos esperan su adecentamiento y conservación, según destacó el doctor en Historia Antigua y Arqueología Salvador Bravo.

El experto, que dio a conocer el pasado día 11 las bondades del yacimiento en la conferencia Cerro Colorado: un hallazgo extraordinario de la época púnica dentro de las Jornadas de Patrimonio Histórico que organiza el Ayuntamiento de Marbella, explicó que el estado de conservación del mismo «no es muy bueno», por lo que espera que algún día una institución, universidad o museo decida abarcar un proyecto general de investigación para el adecentamiento y realce de los restos.

El Cerro Colorado fue descubierto en 1996 con la construcción de la Autopista del Mediterráneo y ha sobrevivido a los embistes de la burbuja inmobiliaria, aunque en el año 1999 «una construcción ilegal desmonta parte del cerro y con ello la destrucción de una superficie considerable», indicó Bravo. Además, el yacimiento se encuentra en la alteración del deslinde que el Consistorio marbellí intentó llevar a cabo en 2014, y que finalmente fue archivado por la Junta de Andalucía.

No fue hasta 2004 cuando la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía autorizó realizar trabajos de excavación tras los intentos de volver construir en la zona. Además fue declarado Bien de Interés Cultural en 2009, lo que dota al yacimiento de una protección integral y se encuentra vallado y protegido, comentó.

Las excavaciones se sucedieron en los años 2004 y 2005 y en este último se produjeron los mayores hallazgos, unos sondeos arqueológicos que permitieron delimitar la cronología y extensión del asentamiento . En este sentido, Salvador Bravo, que dirigió los trabajos de excavación, explicó que el yacimiento surgió a mediados del siglo IV a.C. (se ocupó por primera vez en el año 350 a.C.) y se estima que fue abandonado en torno al principio del siglo I a.C., en el año 80 a.C., por lo que tuvo una duración de 350 años. Asimismo, los arqueólogos comprobaron que el poblado ocupó la parte alta del cerro, mientras que la parte baja no fue nunca habitada.

En cuanto a los hallazgos más significativos, el experto puso de relieve «la ocultación de tres orzas llenas de plata», así como numerosas ánforas, vajilla cotidiana e incluso armas, lo que denota en palabras de Bravo que «el cerro fue desocupado muy rápidamente y posiblemente fue motivado por un suceso bélico». De este modo, el doctor en Historia Antigua y Arqueología enmarcó la huida, en relación con los escritos que han quedado de la Antigüedad, «o bien en la conquista, en la guerra que los romanos tenían con los cartagineses en ese momento, o bien en las rebeliones inmediatamente posteriores a la conquista romana de la Península Ibérica».

Un poblado reducido

El asentamiento de Cerro Colorado tuvo unas dimensiones «reducidísimas» y responde a poblados de carácter agrícola y militar. «Nos lo tenemos que imaginar como un pequeño castillo en una mediana elevada, cerca del río Guadaiza», comentó Salvador Bravo. De este modo, obedece al patrón urbanístico del tipo oppidum, muy común en el sur de la Península Ibérica en el siglo IV a.C. y se trata de «un recinto amurallado que responde a unas necesidades eminentemente defensivas», señaló el experto.

El recinto estaba habitado tanto por población militar como civil, dedicada al tratamiento y elaboración de productos derivados de la pesca, por los materiales encontrados y la cercanía al mar, pero también a la agricultura y la ganadería, ya que eran autosuficientes, dijo.

Bravo explicó que el yacimiento de Cerro Colorado tiene tres grandes períodos: «Desde su origen sobre el 350 a.C. hasta el 230 a.c., cuando los cartagineses llegan a la Península Ibérica; un segundo período desde el 230 a.C. hasta el 206 a.C., que son expulsados por los ejércitos romanos, y el tercer período sería desde la conquista romana del yacimiento en el 206 a.c. hasta, intuimos, el año 80 a.c. cuando el cerro es definitivamente abandonado y no se vuelve a ocupar».