El Ayuntamiento de Marbella está estudiando con los empresarios de hostelería y los vecinos el uso que se le dará a partir de ahora a la céntrica plaza de los Naranjos.

El Consistorio ha invertido recientemente 60.000 euros en la recuperación del pavimento artesanal de la plaza, elaborado a base de chinos, devolviéndole a este espacio público todo su esplendor.

Ahora, un grupo de vecinos se está movilizando con el fin de que las mesas y las sillas de las terrazas de los negocios de hostelería no vuelvan a invadir por completo este espacio.

Los vecinos, alegan que se trata de una plaza pública y, por tanto, debe primar el uso ciudadano. Un grupo de estos vecinos se reunió ayer por la tarde en el hotel San Cristóbal para exigir que se declare la plaza libre de mesas y sillas y se le dote de mobiliario urbano para su disfrute por parte de los ciudadanos.

«Es hora de pelear por la recuperación de los cascos antiguos, los barrios y las tradiciones», dijo ayer la presidenta de la Asociación de Comerciantes y Profesionales del Casco Antiguo, Carola Herrero.

«La plaza del pueblo no puede estar privatizada», añadió Herrero, quien criticó que el pago de tasas de las empresas no puede suponer una pérdida de espacio para el ciudadano. Para Herrero, los hosteleros no pueden pretender tener «el mejor sitio de Marbella», cuyo mantenimiento y limpieza pagan los contribuyentes, por pagar unos 2.000 euros al año. Así se manifestaron también la letrada Cristina Falkenberg y la dirigente de IU Carmen Varo, quienes defienden el uso público de la plaza.

El Ayuntamiento, por su parte, y concretamente el alcalde de Marbella, José Bernal, se reunió el pasado mes de diciembre con los hosteleros, que reivindican la existencia de las terrazas para conservar los puestos de trabajo.

El gobierno local está dispuesto a escuchar las reivindicaciones de los vecinos para encontrar la manera de compatibilizar los derechos de ambas partes.

Actualmente, se ha llegado a un acuerdo tácito por el cual los hosteleros sólo ponen mesas alrededor de la plaza, dejando libre el centro, pero quieren evitar el despido de trabajadores. Por ello, abogan por que ambas partes lleguen a un consenso como ampliar las mesas en fechas señaladas como las fiestas, Semana Santa o verano, permitir un mayor número de ellas a determinadas horas del día o buscar nuevos espacios donde instalarlas.