La eliminación de mesas de bares y restaurantes en la céntrica plaza de Los Naranjos, en Marbella, podría suponer la pérdida de unos 45 empleos, además del perjuicio económico que está provocando a los negocios de hostelería tras la renovación del enchinado, lo que ha provocado una polémica sobre el uso del espacio público.

Francisco López es propietario de la cafetería Los Naranjos, y representará a los hosteleros de la plaza en la próxima reunión que celebrará el Ayuntamiento esa semana entre colectivos vecinales y comerciales para tomar una decisión en cuanto a la regulación y uso de la plaza.

En dicha cita, ambas partes presentarán sus propuestas para someterlas a debate y alcanzar algún tipo de acuerdo y Francisco López expondrá una alternativa respaldada por nueve de los once negocios que se han visto afectados por la medida del Consistorio de no instalar mesas y sillas en la plaza tras la renovación de su enchinado.

En este sentido, los hosteleros propondrán instalar una fila de mesas en las zonas norte y sur del centro de la plaza dejando libres unos tres metros, es decir, donde se encuentra el renovado pavimento frente a la petición de la plataforma de reciente creación «Toma la plaza, Marbella», que apuesta por dejar libre la zona central del espacio y colocar las mesas en el perímetro.

«Un lugar público al que no se le da un uso específico es un lugar muerto», valoró López, quien destacó que «a la plaza de Los Naranjos le ha tocado ser un lugar para los turistas». El empresario recordó que unas 100 familias viven de la actividad que se genera en la plaza.

Por otro lado, reconoció los excesos que se han producido en las últimas décadas, hizo autocrítica y apostó por «racionalizar el asunto», pero pidió una solución que afecte lo menos posible a los negocios, «que se permita continuar con la actividad» y que se produzca una reducción mínima de las plantillas.

En este sentido, alertó de que la supresión de mesas podría suponer una merma en el personal de los once negocios de restauración que existen en la plaza, que estimó en unos 44 puestos de trabajo, y que afectaría a las tiendas del entorno del casco antiguo, que verían reducido el número de turistas que pasean por las calles.

El hostelero está convencido de que el Ayuntamiento dará una solución «adecuada, justa y beneficioso» y resaltó la voluntad de escuchar a todas las partes.

Francisco López recordó que el origen de la instalación de mesas en Los Naranjos deriva de cuando la modista parisina Ana de Pombo abrió en 1967 una tienda en la parte baja, que trasladó a la calle Valdés, dedicada al comercio de sombreros y que «con el tiempo fue un salón de té». «Un día se le ocurrió poner dos mesas en la parte oeste de la plaza», iniciativa aplaudida por el alcalde, Francisco Cantos, y que se extendió a otros comerciantes.

En 1984 se instauró el uso de la plaza por mesas y en los 90 por metros, algo que critican los hosteleros por los abusos provocados.