­Las tropas fascistas ocuparon Marbella en enero de 1937, un período que estuvo marcado por altos índices de represión, que se iniciaron con la disolución del Ayuntamiento, regido por el alcalde republicano Francisco Romero Añón -fusilado en 1940-, y tomando el mando una gestora con una «depuración de empleados municipales», que fueron llevados a juicios sumarios, muchos de los cuales finalizaron con encarcelamientos en Málaga, según destacó el arqueólogo Pedro Guerra.

Marbella no destacó por el desarrollo de batallas salvo los enfrentamientos en Sierra Blanca con los maquis, indicó el arqueólogo Guerra, quien recordó que «por aquí las tropas pasaron y Málaga fue la que se llevó la peor parte, con la masacre de la huida por la carretera de Almería». «La guerra civil no fue solo la batalla..., fueron las contiendas en los pueblos, las represiones, las venganzas», reseñó el historiador.

Guerra destacó que esos años, además de por la feroz represión fascista, se caracterizaron en la ciudad por la pobreza y la carestía. «No había alimentos, básicamente las huertas que había, que eran de los terratenientes», sumado a las «expropiaciones de terrenos, enseres o viviendas», así como a las peticiones del régimen dictatorial franquista, que exigía «dinero y joyas para la causa», puntualizó.