­Dignificar a las víctimas del franquismo es una petición constante desde hace años y en Marbella piden recuperar la memoria histórica con la inclusión de la fosa del camposanto en el Catálogo de Lugares de la Memoria en Andalucía, con su correspondiente indicación, teniéndose conocimiento en la ciudad de las del cementerio de San Bernabé y la de Sierra Blanca, según reclamó el arqueólogo Pedro Guerra.

Policía Local de Marbella y licenciado en Historia, dedica su tiempo a colaborar en exhumaciones de fosas a lo largo de la geografía española, principalmente en la zona de Levante, y colabora con la sociedad científica Arqueoantro, que ha participado en la búsqueda de Cervantes o en la fosa de Lorca, apuntó.

El experto explicó que en Marbella hay inventariadas dos fosas que datan de la Guerra Civil española, en concreto del año 1937, ambas señaladas como lugares de enterramiento por la Junta de Andalucía y en el Mapa de fosas del Ministerio de Justicia. Una de ellas está localizada en el margen izquierdo del cementerio de San Bernabé y otra en Sierra Blanca por la zona de Camoján, aunque de esta última se desconoce su ubicación exacta ya que las seis víctimas de las que se tiene constancia «fueron fusiladas y enterradas in situ».

Según Guerra, la información relativa a la fosa de Sierra de Blanca procede de los testimonios de los familiares de los represaliados y de los «verdugos». No obstante, posteriormente se urbanizó la zona, lo que dificulta los trabajos de localización.

Respecto a la fosa del cementerio de San Bernabé, el arqueólogo señaló que según el Registro de Enterramientos del cementerio, que puede consultarse en el Archivo Municipal, y testimonios de familiares «hay 72 víctimas del bando republicano» enterradas entre los años 1937, 1940 y 1941, aunque no todas constan en el registro. La mayoría fueron asesinadas por fusilamiento. También existe conocimiento de otras 17 víctimas inventariadas por Consejo de Guerra, tribunal penal militar de la época, en este caso ejecutadas en Málaga, probablemente en el antiguo cementerio de San Rafael, uno de los mayores campos de ejecución del franquismo.

En concreto, esta fosa, explica Guerra, no fue excavada con premeditación, ya que se trata de una cavidad que los verdugos iban abriendo conforme se iban acumulando los cadáveres. Una circunstancia que emborrona su paradero. Además del hecho de que en el camposanto también existe un espacio para los enterramientos de personas sin recursos.

El experto indicó que Marbella era «cabeza de partido judicial», lo que significa que en la ciudad se juzgaban también los casos de Istán, Casares o Estepona.

En cuanto a los restos, el historiador incidió en la dificultad de una futura identificación, ya que «está todo mezclado». Los estudios de Guerra apuntan a que la fosa está «en la zona de mausoleos y tumbas individuales», y que sus dimensiones podrían abarcar casi medio cementerio».

La ampliación del camposanto en los años 60 supuso sustituir el muro de la fachada de la entrada -que «era el paredón» -, por las rejas que existen en la actualidad y se desconoce «si para construir los mausoleos se retiraron restos o se enviaron a otra fosa común o al osario». Además, «se piensa que posiblemente se enterraran justo delante del muro», por lo que el arqueólogo valoró que pueden haber incluso fosas por debajo de la carretera de la circunvalación.