Más de 2.000 personas han firmado ya en Change.org una petición contra los coches de caballos por considerarla una práctica de maltrato animal, unas firmas que serán entregadas al Ayuntamiento de Marbella esta semana por su impulsora, Belén Padilla, quien defiende al menos mejorar las condiciones de estos equinos. «Queremos ser un sociedad moderna, pero aún tenemos costumbres de la Edad Media. Firma esta petición y pide al Ayuntamiento de Marbella que dé una buena imagen de nuestra ciudad. Los caballos están de sol a sol inmóviles, sin comida ni agua y bajo unas temperaturas insoportables. Di no a los carruajes con caballos, di no al maltrato animal», reza la petición de Padilla, quien mostró su sorpresa por el apoyo recabado en la plataforma, en la que los firmantes muestran su rechazo a los coches de caballos por considerarlos como «maltrato y explotación animal».

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Padilla denunció «las pésimas condiciones en las que tienen a estos animales», que están inmóviles durante horas, lo que genera «retención de líquidos, hinchazón de patas, agarrotamiento de los músculos, con picores por todo el cuerpo y sin poder rascarse; sin agua con temperaturas extremas ni comida, ya que la ley no permite alimentar animales en la vía pública; obligados en ocasiones a recorrer distancias excesivas tirando de un peso de mas de 300 ó 400 kilos sin poder ver el camino, dónde giran, ni girar la cabeza cuando escuchan algún ruido amenazador... El estrés tiene que ser inimaginable». Por ello, destacó que es necesario que el Ayuntamiento intervenga y mejore las condiciones de los equinos como «trabajar en turnos de 4 horas o dos turnos» con dos horas de descanso «para estirar las patas libremente y comer para reponer fuerzas», «tener agua a disposición en todo momento» y «un control y un límite de las distancias que recorren diariamente y del peso según la edad y la corpulencia del caballo».

Por su parte, los cocheros defienden que los caballos se encuentran en buen estado y tienen los cuidados adecuados tanto en las dos paradas que hay en la ciudad, en la calle Miguel Cano y en la avenida España, como en las cuadras en Arroyo Segundo, según indicó Pepe «El cariñoso». El cochero valoró negativamente que el Consistorio limite la actividad en las horas de mayor calor en verano por la pérdida económica que supone: «Si está el coche parado y me da para comer, de acuerdo». «Si no quieren los coches, que me den un puesto en el Ayuntamiento», ironizó.

Otro de sus compañeros recordó que los coches de caballos llevan en la ciudad más de 60 años, un servicio que se transmite de padres a hijos y del que comen muchas familias. «Quieren quitar todo lo que huele a España», criticó en relación a los animalistas y su rechazo a los toros o a los coches de caballos. Aseguró que los equinos están bien cuidados, están herrados y en las cuadras -que tuvieron que construir los propios cocheros hace ocho años-cuentan con «agua, luz, ventilador y sombra», así como negó que se explote a los animales, ya que cada cochero «tiene tres caballos, otros cuatro». Además, indicó que los caballos están domados para defecar en un recogedor especial.

«Con el pan de las familias no se juega», remarcó, a la vez que defendió el atractivo turístico que supone este servicio.