Entre mediados de los 60 y la década de los 70, Marbella se convirtió en la joya de la corona del turismo de la Costa del Sol. El príncipe Alfonso de Hohenlohe imprimió a la ciudad el glamour y el estilo de vida de la jet set que la han hecho única en el mundo. Y proyectos emblemáticos como Puerto Banús, inaugurado en 1970, situaron a Marbella en el centro del turismo de lujo a nivel internacional.

A principios de 1975, en pleno desarrollo turístico, abrió sus puertas el hotel de lujo cinco estrellas Don Miguel de Marbella, de la mano de la empresa Marbemont SA, filial española de la compañía Hoteles Europeos SA.

Ese año, Cecilia triunfaba en las listas de éxitos con Un ramito de violetas mientras Lolita cantaba al Amor; una caña costaba 10 pesetas (0,06 céntimos), y el Real Madrid ganaba la liga. España tenía entonces 35,4 millones de habitantes y nuestro país lo visitaron 2,8 millones de turistas.

En ese contexto, los promotores Michael Ginsberg y Ali Czahar, junto al español Rafael Lima, decidieron abrir el mayor complejo hotelero de Marbella, en una parcela de 46.000 metros cuadrados de la finca San Isidro, a los pies de la Sierra Blanca.

Querían algo especial, único y, para ello, contrataron al arquitecto malagueño José María Santos Rein, que contaba ya en su dilatada trayectoria con hoteles de gran envergadura en la Costa del Sol, como el Atalaya Park, el Marbella Hilton (actualmente hotel Don Carlos) y el hotel Estrella del Mar.

Y a fe que lo consiguió. El 2 de mayo de 1972, la empresa Marbemont consiguió la licencia de obras. Dos años y medio después, el 25 de noviembre de 1974, obtuvo la cédula de habitabilidad y el hotel abría sus puertas a primeros en 1975, según consta en la completa documentación del proyecto que conservan de manera íntegra José María y Alfredo Santos Rein Galera, que continúan con el estudio de arquitectura que fundara su padre hace 59 años. Comenzaba así la vida de uno de los hoteles más emblemáticos de Marbella.

El hotel diseñado y construido por José María Santos Rein se caracteriza por una estructura de 72.000 metros cuadrados en tres bloques de nueve plantas, con las comunicaciones verticales en el centro. El inmueble consta de 502 habitaciones, incluidas las suites, decoradas por Luis M. Fresneda y diseñadas para que el mayor número de ellas tuvieran vistas al mar y el mayor número de horas de sol.

Una de las particularidades que hacen único al hotel Don Miguel son las enormes dimensiones del centro de convenciones, de 2.000 metros cuadrados, totalmente diáfano, con capacidad para 1.500 espectadores, dotado de escenario, camerinos y numerosos servicios, lo que permitía todo tipo de representaciones teatrales y artísticas.

El hotel estaba enfocado a congresos y convenciones, explica José María Santos Rein Galera. Por ello, dos de las plantas del hotel contaban con salas de reuniones de distinta capacidad, despachos, salas de prensa, de exposiciones, circuito interno de televisión con siete cámaras fijas y móviles, equipos de traducción simultánea y amplios espacios para exposición de todo tipo de artículos, incluso vehículos y caravanas.

Pero el complejo también estaba pensado para la vacaciones en familia, explica Alfredo Santos Rein Galera. Para ello, contaba con tres restaurantes, discoteca con sonido cuadrofónico, cafeterías, seis bares, sauna, gimnasio, piscina interior y exterior, 10 pistas de tenis, gimnasio y salón de belleza. «Y para descanso de los padres, contaba con instalaciones exclusivas para los niños, con parque infantil, salas de juegos... con la idea de que los padres pudieran descansar mientras los niños se divertían».

Entre otras curiosidades, añade, el hotel disponía de 11 ascensores de la marca OTIS únicos en Europa con el mismo diseño y sistema de funcionamiento que los que había en las famosas torres gemelas del World Trade Center de Nueva York.

Tras 25 años gestionado por la cadena Club Med, la propiedad asumió la gestión y el hotel acabó cerrando en 2004. Ahora, un grupo árabe invertirá 70 millones de euros a través de Magna Hotels&Resorts para remodelar el complejo, que volverá a gestionar Club Med en 2019, creando 300 empleos directos y 1.000 indirectos.