La eterna promesa de llevar el tren litoral hasta Marbella y Estepona, uno de los déficits históricos de la Costa del Sol por el potencial social, turístico y económico de la infraestructura, sigue enredada en la maraña administrativa. De cualquier forma, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, explicó este jueves, en el marco de un desayuno informativo organizado por Europa Press, que se va a reactivar la tramitación administrativa y que ya se ha encargado el estudio informativo, que saldrá a información pública en 2018, lo que supone un retraso añadido en relación con lo prometido por diversos cargos del PP. Con sólo echar un vistazo a la hemeroteca, se acumulan los anuncios de impulso a esta infraestructura capital para los intereses costasoleños, una demanda ciudadana, empresarial y, sobre todo, del sector hotelero y hostelero. De hecho, el compromiso era presentar un estudio a escala 1:1.000 a finales de este verano.

El ministro aseguró que se trata de una tramitación administrativa larga, y que ya se ha enviado a Medio Ambiente la documentación. Los trabajos previos del estudio informativo arrojarán luz para el posterior estudio de impacto ambiental. «Vamos a avanzar en ambos», dijo.

Este otoño se iniciará la campaña geotécnica del trazado y se cerrará una propuesta a escala 1:25.000 con los diferentes itinerarios (hay tres propuestas hasta el momento), para hacer luego una de 1:1.000 y presentarla en Málaga, lo que parece de difícil concreción antes de que acabe el año. «Tenemos que iniciar la parte que necesitamos para el estudio informativo y el estudio de impacto ambiental y tratar de publicarlo en 2018», precisó. Luego, repasó las tres propuestas de trazado que hay: una que discurre paralela a la A-7, de 53,6 kilómetros, con el problema técnico de que el tren ha de ir soterrado. Otra mixta, más al exterior, de 55 kilómetros y una tercera, variante de la anterior, que mejora el acceso al Hospital Costa del Sol.

Este periódico publicó el 6 de julio de 2016 una información en la que Fomento anunciaba que iba a encargar el estudio de impacto ambiental y, de hecho, se aseveraba que la Subdirección General de Planificación Ferroviaria del ministerio había recibido el 27 de junio de ese año la documentación del primer avance del impacto del proyecto. El plazo estaba claro: la redacción del proyecto debía producirse en 2018. Sólo con un repaso somero a las noticias se suceden a lo largo de los años los anuncios e hitos administrativos detallando la hoja de ruta de un proyecto que nunca llega.

La mejor opción para atraer viajeros al tren es el recorrido litoral, paralelo a la Costa del Sol en su mayor parte y soterrado en el 98,8% en su trazado. Esta alternativa uniría los principales núcleos de población del litoral, aunque al ser bajo tierra los costes se dispararían. Al ser más caro y técnicamente más complejo, el ministerio baraja una alternativa al trazado litoral y que simplificaría la ejecución, abaratando los costes, aunque se aleje de los principales núcleos urbanos. Su itinerario soterrado ocuparía el 69,8% del recorrido, aunque la demanda de viajeros sería sensiblemente menor al discurrir paralelo a la AP-7. Una tercera es similar a esta con la salvedad de que llegaría al Hospital Costa del Sol.

El alcalde ya planteó a principios de años estudiar una línea de tren independiente, de forma que el ferrocarril saldría desde el aeropuerto y llegaría a Marbella. Se trataría de un servicio de alta capacidad, no la simple extensión del Cercanías desde Fuengirola a Estepona y Marbella (está por ver que finalmente se abogue por llevarlo hasta la primera de las ciudades).