Ángeles Muñoz no eludió la puerta principal para hacer su entrada en el AyuntamientoÁngeles Muñoz. A su lado, en todo momento, el presidente del PP, Elías Bendodo, para asistir en primera persona al alumbramiento político de mayor calado desde que se constituyeron las corporaciones locales de la provincia en 2015. Como testigos directos, en este caso, más de un centenar de ciudadanos que contemplaron, a las 14.00 horas en punto, los primeros pasos de Muñoz como nuevo alcaldesa de Marbella y el fin del tripartito que gobernaba desde 2015.

Relacionadas

En medio, una moción de censura, inesperada cuando se anunció con nocturnidad, que cumplió escrupulosamente con el guión establecido y que deja, de nuevo, el Ayuntamiento de Marbella en manos del PP. El tripartito que encabezó hasta ayer el alcalde socialista José Bernal forma parte de los libros de historia y la nueva etapa en Marbella se escribe en una coalición compuesta por 13 representantes populares, con Muñoz al frente, y los dos ediles de Opción Sampedreña (OSP). Por delante, 18 meses para apurar un mandato en el que ya no será posible revalidar otra moción de censura que propicie otro vuelco, una vez que los concejales de OSP, Rafael Piña y Manuel Osorio, bisagra para conformar cualquier mayoría, han gastado el cartucho democrático que brinda el reglamento una vez por cada mandato. Para el registro, la moción de censura salió adelante con los trece votos de los ediles populares y los dos de OSP a favor de Muñoz. El resto de formaciones, PSOE, IU y CSSP-Podemos, votó en contra.

En la plaza de los Naranjos, testigo en silencio de batallas emblemáticas, apoltronado desde primera hora de la mañana, un cortejo luctuoso formado por varias personas que pasaban de las algarabías cariñosas a la descortesía según iba cambiando el signo político de los protagonistas que hicieron su entrada en el Ayuntamiento para enfilar un salón de plenos cuya capacidad quedó sobradamente sobrepasada.

La primera conclusión que se sacó de la moción de censura sirvió para confirmar el singular peso que mantiene Marbella en el tablero político de la provincia. No en vano, las solicitudes previas para optar a una acreditación para asistir al pleno se dispararon. Hubo una puntualidad escrupulosa para dar inicio al pleno extraordinario, para el que se habilitó un sala lateral con pantallas y transmisión en directo. Una vez constituida la mesa de edad, conformada por el edil más joven y el de mayor edad, Manuel García y Ana María Leschiera, ambos del PSOE, se procedió al desarrollo de la moción de forma instantánea.

La tensión se tomó con la primera intervención de Muñoz, que inició una ronda en la que cada formación disponía del tiempo fijado con anterioridad. La nueva alcaldesa basó su discurso en justificar la moción de censura, confrontando los votos obtenidos por el PP en 2015 con lo cosechado por el resto de formaciones. «Nunca hubiéramos propiciado este vuelco si el PP no hubiera sido la fuerza política más votada en 2015», dijo. En el centro de su argumentación, en la que incluyó «la valentía» de sus nuevos compañeros de viaje, la reivindicación de «una estabilidad política» para Marbella que se habría perdido con el tripartito. Como especialmente dañinos, destacó todos los asuntos relacionados con el urbanismo y la supuesta falta de limpieza en el municipio. «Esta moción no responde a ningún deseo personal, sino a una cuestión de responsabilidad», llegó a decir.

Frente a las dudas generalizadas que provoca la vuelta de Muñoz entre el PSOE, IU y CSSP-Podemos, hizo alusión a su futura manera de gobernar y prometió que la oposición podrá cumplir con su papel fiscalizador. «No somos dogmáticos ni sectarios», aseguró que intentará buscar acuerdos con todas las fuerzas políticas. Después de intensas semanas de especulaciones, Muñoz aborda su tercer mandato, aunque en este caso en formato reducido, y tras mandar en Marbella de 2007 a 2011 y de 2011 a 2015.

Un adiós para volver

Bernal, alcalde saliente, tampoco eludió la puerta principal. Intensas muestras de cariño por parte de los vecinos y una pancarta que rezaba «honestidad». En su intervención, emotiva por momentos, con mención especial para su padre y Pablo Ráez, basó gran parte de su discurso en la confrontación de la gestión, la suya, con la de Muñoz durante el anterior mandato. «Hoy no se cambia un alcalde, se cambia una forma de gobernar basada en el diálogo y en la diversidad», dijo.

Los 15 minutos que duró su intervención sirvieron para reivindicar también lo que son, según Bernal, los principales logros cosechados en su mandato. Desde el avance en la transparencia municipal, pasando por la reivindicación de un urbanismo escrupulosamente regido por la legalidad y el impulso de la marca turística de Marbella, y destacando la recuperación de la tenencia de alcaldía de San Pedro. En su adiós, también, un claro hasta luego cuando espetó a su bancada que no se está ante un derribo definitivo: «Lo vamos a intentar de nuevo, ¿verdad?». La apelación constante a la honestidad certificó, también, de manera clara, que esta va a ser la hoja de ruta a tomar a partir de ahora.

En una tonalidad muy distinta se pronunciaron los portavoces de IU y CSSP-Podemos, Miguel Díaz y José Carlos Núñez, respectivamente, acusando a Opción Sampedreña de «traición» y de «indecencia política». Piña, por su parte, se escudó de nuevo en la formación morada como motivo de la ruptura.

Así ha sido la salida de Ángeles Muñoz del Ayuntamiento de Marbella

Así ha sido la salida de Ángeles Muñoz del Ayuntamiento de Marbella