Hessia Fernandes, una vecina de San Pedro de nacionalidad francesa, iniciará el 7 de octubre una travesía hasta el campo base del Everest, en Nepal, a una altura de más de 5.000 metros. La aventura comienza a una altura de 1.850 metros y tendrá una duración de unas dos semanas en unas condiciones climáticas que define como «muy duras». El objetivo es recaudar 6.000 euros para comprar un minibús de segunda mano para la Asociación Nena Paine, de Málaga, que facilita alimentos y apoyo escolar a los menores de familias con recursos modestos.

Hessia, aficionada a la escalada, comenzará la preparación física para afrontar el reto a partir de abril. Entre los ejercicios destacan los cardiovasculares, que realizará tres o cuatro veces a la semana, y una modalidad de yoga para estirar los ligamentos. El mes anterior de la travesía tocará el ejercicio más pesado: subir el pico de La Concha sábados y domingos con una mochila con diez kilogramos de peso.

Se trata del mismo entrenamiento que realizó antes de iniciar una expedición al Kilimanjaro, en Tanzania, con la que recaudó fondos para la organización benéfica Samaritans, de Reino Unido. «El entrenamiento me fue muy bien. Me ayudó física y mentalmente y ahora lo voy a repetir», señala.

La subida al campo base del Everest será «muy dura, de otra manera» respecto a la ascensión al Kilimanjaro, aunque ambas forman parte de las siete montañas más altas del mundo.

La altura que ascenderá en la aventura nepalí será algo menor pero «tendremos nieve y la escalada tendrá que ser más técnica. Será muy duro, pero no puedo cambiarlo. Eso es parte del reto. Si otras personas lo han logrado, yo también puedo», señala.

Este tipo de caminatas, señalan fuentes de Nena Paine, «pone a prueba el cuerpo y la mente, con desafíos como el mal de altura, el riesgo de aludes y las condiciones climáticas inestables».

Hessia dejará en San Pedro a su familia, entre ella a sus dos hijos, y amigos, para enfrentarse a «un reto muy personal». En el viaje, que organiza una compañía inglesa especializada, Hessia formará parte de un grupo de 15 personas a las que desconoce. «Las conoceré el día que salgamos del aeropuerto de Londres», indica la escaladora, vecina del municipio desde 2003.

El grupo estará asistido por porteadores que se encargarán de cocinas y de transportar el equipaje más pesado. «Yo sólo escalaré con mi mochila de diez kilos», explica Hessia. Un médico será el encargado de supervisar cada día el estado en el que se encuentran los integrantes del grupo a través de la medición de la tensión o del nivel de oxigeno en la sangre.

«En el Kilimanjaro también empezamos 15 personas, pero cinco no pudieron subir hasta el pico porque fue demasiado peligroso para ellos. Y aquí manda el médico. Si ve que es demasiado peligroso, no te deja continuar», indica Hessia, que también escaló el Monte Atlas, en Marruecos, para conseguir donaciones de zapatos.

Hessia se autofinancia la travesía al campo base del Everest por lo que cada euro que logre se destinará de forma íntegra a la asociación benéfica.

«Escalar el Everest es muy difícil. Pero más lo es recaudar dinero. Me gustaría que las empresas de la Costa del Sol apoyaran la iniciativa. El gran reto es conseguir el minibús», concluye Hessia, una de las directoras de la empresa de tecnología informática Oracle.

Nena Paine presta apoyo pedagógico y psicológico, como un lugar en el que hacer los deberes después de las clases, a 240 menores con dificultades en la escuela y de familias con pocos recursos económicos. También ofrece comidas caseras a 20 niños, los más vulnerables del grupo, por lo que realiza funciones de banco de alimentos.

El minibús para cuya compra Hessia busca fondos serviría para distribuir los alimentos entre las familias de los menores y trasladar a los niños a las actividades deportivas y culturales que realizan al salir del colegio.