El director de la Unidad de Oncología Intercentros de los Hospitales Regional y Virgen de la Victoria de Málaga y director del Centro de Investigaciones Médico Sanitarias, Emilio Alba, señaló ayer que el turismo de salud como actividad empresarial está «completamente desaprovechado en España a pesar de que nuestro país es una gran potencia en turismo y cuenta con un sistema de salud excelente y muy eficiente».

El también catedrático de Oncología de la UMA, que participa en Marbella en el Curso de Verano «Turismo Sanitario: asignatura pendiente» en Marbella, afirma que este tipo de turismo «supone una actividad de riqueza importante ya que los demandantes suelen venir de países donde la asistencia es más cara y buscan destinos que ofrezcan cobertura a menor coste pero también de calidad».

«Son visitantes que solicitan tratamientos muy tecnificados, como intervenciones quirúrgicas, dentales, estéticas, traumatología o rehabilitación», señaló. España, indicó Alba, se encuentra por detrás de países como Tailandia, Singapur, México o Panamá en la industria del turismo sanitario. «Nadie en el sector privado lo trata como una necesidad de desarrollo», agregó.

A juicio del catedrático, este tipo de turismo podría generar un valor añadido al turismo de masas de Málaga, que se caracteriza «por su baja elaboración tecnológica, de limitada diversificación y que, en algún momento, disminuirá ante la posible aparición de otros destinos que ofrezcan sol y playa». «Nos convendría tener estructuras turísticas más específicas con iniciativas del sector privado», agregó.

Según Alba, «aquí seguimos trabajando el turismo de sol y playa, pero no podemos cerrar las puertas a otras alternativas». «El turismo de sol y playa, como cualquier monocultivo, tiene sus problemas. Si algún día se arreglan Turquía, Grecia o el norte de África, vamos a tener un problema. Si queremos cambiar el modelo productivo, como tanto se dice, este sería una buena opción», agregó.

Alba abogó por «aprovechar que somos una potencia turística y sanitaria» para posicionar la región en el segmento del turismo sanitario. «No veo que, a corto plazo, en Andalucía o, al menos en Málaga, haya intentos serios para ello», lamentó.

Alba indicó que los consumidores del turismo sanitario «forman parte de un amplio abanico de edades, aunque las más frecuentes son las edades medias, desde los 35 años a los 55».

«El perfil de consumidor guarda una gran relación con los procedimientos. Los procedimientos estéticos son frecuentes en las edades más tempranas mientras que las intervenciones dentales o traumatológicas suelen darse en procesos más tardío», agregó.

Desde la perspectiva socioeconómica «el turismo sanitario es más frecuente cuanto más aumenta el nivel de estudios. Predominan los que tienen estudios superiores que con menos, lo que es un subrogado del nivel de riqueza», apuntó.

El director del curso en el que participa Alba, el abogado Manuel Camas, agregó que «no hay una apuesta por el turismo sanitario». Camas abogó por desarrollar «una estrategia, reunir información y datos que constaten su potencia, su capacidad de crecimiento y las dificultades ante la competencia global» para apostar por un segmento turístico «que genera beneficios a la industria como ventajas en el plano laboral de los profesionales y, por ende, una economía más fuerte y más sana».

Camas aseguró que «no hay duda de que España tiene un atractivo para el turismo sanitario gracias a que la esperanza de vida de sus ciudadanos es una de las más altas y es, además, el segundo destino turístico con más demanda del mundo».