­Quiere ser el presidente del centenario de la Sociedad Recreativa y Cultural Casino de Marbella, fundada en octubre de 1920 en un local de la calle Valdés, en el Casco Antiguo de Marbella, a poca distancia del parque de La Alameda, que alberga la sede en la actualidad. Para ello, tendrá que ganarse la confianza de la mayor parte de los cerca de 500 socios que forman parte de la asociación privada más antigua de Marbella y que están llamados a las urnas a finales de enero. Vicepresidente en la junta directiva liderada por Pedro Santamera, Carlos Díaz Ballesta también pide el apoyo de los socios para continuar con la obra que comenzó en 2012 el malogrado presidente y que le valió para revalidar el cargo en las elecciones de 2016.

¿Qué le lleva a concurrir a las elecciones presidenciales del Casino?

El objetivo es continuar con la línea de trabajo que venimos realizando desde hace unos años para acá, especialmente en cuestiones relacionadas con la cultura y lo recreativo. También se aproxima el centenario, fecha que queremos aprovechar para darle un impulso al Casino en otros sentidos y mantener una institución como esta, la asociación privada más antigua de Marbella. No quiero ser presidente para, simplemente, figurar en el cargo y no hacer nada. También queremos que el Casino sea sede del Ateneo.

¿Qué destaca de la directiva?

La componen nueve miembros. Es una mezcla de gente con mucha experiencia y que es socia del Casino desde hace muchos años y gente joven. La edad media del socio del Casino, al menos del que viene con asiduidad, supera los 60 años. Con Pedro Santamera y ahora queremos hacer partícipe a la gente joven, activa en su trabajo, con vecinos mayores o jubilados y con pretensiones de organizar actividades en favor del Casino. De los nueve integrantes que somos en la directiva, cuatro repetimos y cinco, son nuevos. Entre ellos hay una mujer.

¿Las mujeres pueden ser socias de la Sociedad Recreativa y Cultural del Casino de Marbella?

Las mujeres empezaron a poder ser socias del Casino desde hace poco, más o menos un año. Han entrado unas 30 mujeres.

¿Por qué han estado vetadas hasta hace poco?

Por tradición, era el hombre el que se hacía socio del Casino. Las mujeres de los socios tenían derecho a venir aquí. La primera vez que una mujer solicitó ser socia, la hija de un socio que falleció, entró sin ningún problema. No pusimos ningún tipo de cortapisa. A partir de entonces, empezaron a entrar más mujeres.

¿Qué legado deja Santamera?

Sobre todo, una sociedad saneada. Cuando nos hicimos cargo, la sociedad tenía muchísimas deudas. También ha devuelto la tranquilidad y la paz social a la asociación. Aquí, como en todas las asociaciones, siempre ha habido muchas peleas. Y también destaca el relanzamiento cultural con el propósito de convertirnos en una referencia en la materia en Marbella. En los dos últimos años, hemos organizado más de cien actividades de tipo cultural, algunas de ellas distinguidas con premios.

¿Abrirá el Casino a la juventud?

Es un tema que queremos potenciar. Desde hace un tiempo, dotamos a los hijos de los socios de un carnet para incentivarlos y fidelizarlos. Queremos que los jóvenes, entre 15 a 21 años, se aproximen al Casino, nos conozcan y que tomen el testigo de algo que es nuestro.

En los últimos cinco año, el número de socios ha bajado de los 800 a los cerca de 500 y la media de edad ronda los 60 años ¿tantas dificultades tiene el Casino para captar socios?

Es complicado que entre gente joven porque, actualmente, la oferta de cultura, deportiva o de ocio hace que no seamos atractivos. El Casino está más orientado a jugar partidas de cartas con los amigos o mantener tertulias, mientras que los jóvenes optan más por deporte. Tuvimos una caída de socios brutal, nos desangramos y ahora la hemos podido solucionar.

¿Cree que al Casino se le sigue considerando como una institución para una minoría?

Creo que esa imagen va desapareciendo. El grupo al que pertenezco algo hemos conseguido. Hemos logrado que se vuelva a hablar del Casino y asociarlo a la cultura. Y hacer ver que el Casino está abierto a todo el mundo. Al que pide ser socio, ya no se le mira su condición social, algo que, creo, antes sí pasaba.