Ana Villalobos, secretaria de Crece, acude cada día a la asociación. Allí, solo recibe muestras de cariño por parte de los alumnos a los que no solo ayuda, sino que ve crecer y aprender de su mano y de la de sus compañeras todo lo que necesitan saber para enfrentarse al mundo que les espera tras esa puerta. Esta andadura que empezó hace 17 años está más que consolidada en el municipio.

¿Cuál es la labor que desempeña asociación ?

Aquí atendemos cualquier tipo de problemas desde que nacen hasta la edad adulta. Cubrimos las necesidades que tienen en cualquier ámbito o edad. También mantenemos conversaciones con los colegios de los niños y las familias para coordinar el trabajo y que de sus frutos de forma más rápida y eficaz que trabajando cada uno por su lado.

¿Qué os motivó para comenzar esta andadura?

Por aquel entonces coincidimos la presidenta y yo en sesiones de logopedia y costaban muy caras, casi 40 euros la hora. Fue ahí cuando nos dimos cuenta que no había ningún centro o asociación en la que los precios fueran más bajos y, con la colaboración de algunos padres que estaban en la misma situación que nosotras empezamos a movernos... y hasta hoy, que seguimos, 17 años después.

¿Cómo funciona el centro?

Por la mañana tenemos como una especie de instituto para adultos, para los que han terminado la etapa escolar, donde hay talleres como cocina, pintura, cerámica, trabajos manuales y salidas para que aprendan a relacionarse. Por la tarde vienen los pequeños, donde trabajan de forma individual con su especialista. Por la mañana hay tres profesoras que se encargan de un grupo cada una y por la tarde cuatro, que atienden por hora a los niños,

¿Cuenta la asociación con alguna ayuda además de las aportaciones de los socios?

Si antes estaban mal, ahora están peor. Tenemos subvenciones de la Junta de Andalucía, aunque no da para cubrir ni la mitad de los gastos. También tenemos un convenio con el Ayuntamiento que colabora en otros aspectos no económicos, puesto que nosotros, al llevar 17 años y ser de las asociaciones más antiguas de Marbella, no nos cedieron un local, por lo que tenemos que pagar el alquiler, recibos y las nóminas de todos los que estamos trabajando actualmente.

¿Notan un aumento de la demanda en estos años?

Desgraciadamente sí está creciendo porque la organización pública no se encarga. Es cierto que en los centros educativos hay una figura que atiende a los niños con dificultades, pero esta atención se realiza en grupos. Lo mismo hay un niño con autismo y otro con síndrome de down, entonces las familias o se gastan el dinero o se tienen que conformar con lo que hay. Aquí sobre todo hay mucha demanda en adultos, porque una vez finalizada la etapa escolar obligatoria, no hay más opciones, solo Aspandem.

¿Tienen alguna carencia que demanden los padres?

No tenemos una infraestructura de comedor, eso es algo muy demandado, sobre todo por lo que te acabo de contar. Estamos intentando conseguir fondos con eventos, porque tenemos muchos gastos con los pagos y el alquiler, pero es complicado reunir la cantidad necesaria.

¿Qué es lo más gratificante de trabajar con estos niños y adultos cada día?

Todo el mundo dice que es un trabajo muy agotador pero muy gratificante también. Cuando vienes por las mañanas y te reciben con abrazos y besos, eso en otros trabajos no ocurre. También es bonito ver como crecen. Trabajamos muchos la parte social, como vestirse, calzarse o lavarse los dientes y cuando ves que cada vez son más autónomos, es muy emocionante.

Aquí, los niños y adultos están rodeados de gente que los entiende y sabe como atenderlos, pero fuera no siempre pasa

El tema de la integración es una lucha que llevamos a la espalda. Si el resto de la gente no los arropa o no los entiende, por mucho que tu intentes mejorarlo, no tiene sentido. Si en el colegio un niño sin ningún problema se enfrenta al bullying, ellos ni te cuento. Algunos no son conscientes de qué se ríen, pero otros sí y lo pasan muy mal y es una lucha constante en la que no contamos con la ayuda de algunos profesores o familias, ni con nadie, porque son como un grupo invisible que no existe a ojos de los demás, a menos conozcas algún caso de cerca, que si que tienen sensibilidad por ellos.