El retrete no es una papelera. Las toallitas que arrojamos al inodoro tardan 500 años en desaparecer y colapsan las conducciones de saneamiento y de las depuradoras a través de las cuales se eliminan los desechos que lleva el agua que lanzamos al mar.

El coste y el colapso que provocan las toallitas en los sistemas de saneamiento y depuración es muy elevado. Por ello, la empresa pública de Abastecimiento y Saneamiento de la Costa del Sol, Acosol, y la empresa gestora del ciclo del agua, Hidralia, han lanzado una campaña de concienciación para concienciar a los ciudadanos del enorme problema que supone hechar las toallitas húmedas e higiénicas al inodoro.

Así lo han presentado el consejero delegado de Acosol, Manuel Cardeña, y el gerente de Hidralia en la Costa del Sol Occidental, Fulgencio Díaz.

Bajo el lema "El extraño caso de las toallitas", la campaña se centrará en las redes sociales para llegar a un mayor número de usuarios, principalmente de los municipios de Marbella, Estepona y Manilva, donde ambas trabajan conjuntamente, aunque también se extenderá al resto de municipios de la Costa del Sol.

El objetivo es contrarrestar la imagen generalizada de que las toallitas están hechas de un material biodegradable y se pueden arrojar al inodoro sin mayores consecuencias. Pero nada más lejos de la realidad.

Acosol recogió el año pasado nada menos que 2.100 toneladas de residuos en las distintas plantas depuradoras que gestiona, siendo las toallitas el principal desecho.

El problema, según la empresa es que además de generar un coste más elevado para el usuario y el mal funcionamiento del servicio, arrojar las toallitas por el retrete supone un gran daño para el medio ambiente de la ciudad. Para ello concienciar de todo ello, la campaña será muy visual y se complementará con cartelería.

Sólo en Marbella, Estepona y Manilva se ha recogido el pasado año 950 toneladas de residuos. "El problema de las toallitas supone un problema en las infraestructuras de saneamiento y alcantarillado de la ciudad, principalmente en las zonas del casco histórico, donde existe una mayor concentración de viviendas. De ahí la necesidad de aunar esfuerzos entre ambas empresas para concienciar de su mal uso e informar a los usuarios del grave perjuicio que supone para sus instalaciones, su ciudad y en el entorno natural", explicó el gerente de Hidralia, Fulgencia Díaz.

Pero no sólo las toallitas. El colapso de las infraestructuras de saneamiento también lo provocan otros residuos que tiramos por el váter, como los bastoncillo del oído, pañales, compresas o tampones. La acumulación de estos residuos colapsa los sistemas de saneamiento y constituyen un gran problema de costosa y difícil eliminación, que entre todos debemos resolver.