Comenzó tratando de idear a través de las redes sociales una manera de repartir entre las personas de riesgo de Marbella y Estepona las 200 mascarillas que adquirió un mes y medio antes de que estallara en España la crisis del coronavirus. Ahora es la cabeza visible de una plataforma viral a la que se han sumado más de 2.000 seguidores en la primera semana desde su aparición y que busca dar respuesta a los cientos de avisos y llamadas de los vecinos de ambos municipios «ante este mazazo que nos ha dado la vida».

«No soy ningún expertos en Facebook ni he trabajado con redes sociales, pero soy una persona muy trabajadora y pensar que me tenía que quedar en casa... Yo sólo me generé un estímulo para ayudar a los demás», señala Pablo Martín.

Durante los primeros días de trabajo ha repartido material a menores con síndrome de Down, vecinos con problemas físicos o minusvalías, personas mayores en estado de soledad o jeques árabes. Y la distribución de mascarillas a personas de riesgo se ha ampliado al reparto y recepción de guantes, geles y soluciones hidroalcohólicas.

«Me puse en contacto con el alcalde de Guaro y me dijo que no tenía nada. Entre todos los vecinos de Marbella y Estepona hemos conseguido mascarillas y guantes para que empiecen a trabajar allí con seguridad», explica este pequeño empresario de Madrid, que hace cinco años se trasladó a Marbella en busca de una vida más tranquila y así poder disfrutar de su familia.

Los voluntarios de la 'Plataforma Ayuda Covid 19 Marbella y Estepona' también han facilitado material a Coín y Monda y a Pablo le han pedido consejos para poner en marcha iniciativas similares entre los pueblos de la serranía de Madrid y la comarca del Bierzo.

El colectivo cuenta con cuatro transportistas que distribuyen entre las personas que lo solicitan el material

que donan otros vecinos. «En los ratos libres que tienen o durante sus repartos cuadramos la entrega del material», explica el impulsor de la iniciativa.

«La plataforma me ha demostrado que, en momentos complicados, los ciudadanos somos capaces de unirnos y dar una respuesta rápida. No podemos llegar a todo, porque es imposible, pero tenemos una estructura con forma y con abogados, psicólogos, terapeutas y transportistas. Tenemos cuatro números de teléfonos para recoger llamadas de emergencia», añade Pablo, que indica que en un día puede recibir cerca de 90 avisos de ayuda.

Una semana de trabajo le ha valido para ver que «las personas que menos tienen son las que más dan y las que más necesitan, las que más ofrecen». «Personas con cáncer de pulmón que tienen en casa una previsión de 20 mascarillas para su uso nos han donado diez. Me las dio antes de decirme nada. Salí llorando. Son personas que saben qué es necesitar las cosas», recuerda Pablo, que destaca que impulsó la plataforma de forma improvisada a pesar de considerarse «una persona previsora que compró 200 mascarillas por lo que pudiera pasar».

Cree que «este bombazo que nos está dando la vida» enseñará a la sociedad a utilizar las redes sociales para fines solidarios y «hacer cosas que tengan valor». «Todas las personas del colectivo se están dando cuenta de que valen para ayudar», apunta.