Ante el impacto del coronavirus en España fue de los primeros que, lejos de quedarse en casa y ver la pndemia a distancia, dio un paso al frente para atender las necesidades que provocaría la crisis. Abrió los fogones de los establecimientos que se pusieron a su disposición y, con la ayuda de voluntarios y colectivos sociales y su experiencia en países con menos recursos -dio 3,5 millones de comidas en un país de 400.000 habitantes y dividido en islas como Bahamas-, comenzó a elaborar menús para las familias más golpeadas en el país.

El chef José Andrés, a través de su oenegé World Central Kitchen (WCK), ha repartido durante la crisis comidas elaboradas en 14 cocinas ubicadas en diez ciudades españolas, como Madrid, Barcelona o Sevilla. También en parte de la Costa del Sol, donde ayer el colectivo social entregó en San Pedro Alcántara la ración 2.000.000 que ha elaborado en España desde que entregara la primera, el 27 de marzo.

El menú de este miércoles era pasta con setas, guiso de ternera, fruta y yogur. Antes hubo pollo al chilindrón, merluza rebozada, fideua, lentejas, verduras o un marmitako, cocinado para 1.000 personas.

En total, 600 gramos por ración entre proteínas e hidratos, frutas y yogures en más de dos meses y media. «Cuando uno tiene hambre no puede esperar un mes o un año. La solución es la urgencia del ahora. O la del ayer. Hicimos un equipo con una misión muy clara, la de dar de comer. Ante cualquier problema que surgía, la única respuesta era dar de comer», señaló el chef de origen asturiano, que recordó que, de pequeño en casa, eran frecuentes las veces que comía croquetas elaboradas con comida que sobraba «para alargar lo que había en la nevera». «Y qué buenas estaban», destacó.

Para abastecer a municipios como Marbella, Benahavís o Estepona, WCK ha utilizado las cocinas del hotel Anantara Villa Padierna, que, como el resto de establecimientos, tuvo que cerrar al público tras la entrada en vigor del estado de emergencia.

Los cerca de 150 voluntarios -entre dueños de empresas, amas de casa o desempleados- con los que ha contado el colectivo social en la zona, dirigidos por el chef ejecutivo del hotel, Manuel Navarro; y el chef Aitor Perurena, han elaborado una media de 1.200 comidas al día durante cerca de 50 jornadas- comenzaron el 24 de abril- y que colectivos sociales como Banco de Alimentos, Detente y Ayuda o Cáritas distribuían.

«Lo que hemos hecho han sido comidas caseras poniéndole mucho corazón y a gran escala. Nuestras instalaciones se prestan a ello», señaló el jefe de cocina del hotel.

Para el chef Aitor Perurena, «la experiencia ha sido mortal». «Ha sido emocionante ver cómo se han involucrado todos. Hemos podido trabajar de forma muy cómoda y muy seguros en unas instalaciones que son una maravilla. Todos empezamos con un poco con miedo por no incumplir las normas del confinamiento y empezamos haciendo 450 comidas al día. Pero al día siguiente subimos a los 600. El pico fueron 2.400 comidas en un día», señala.

Para el director general del hotel, Jorge Manzur, la cesión de las infraestructuras a WCK ha sido «la mejor manera de ayudar a la comunidad a la que nos debemos». «Ha sido una experiencia espectacular», remarcó.

La inminente apertura del hotel -abrirá sus puertas el 26 de junio y antes hay que limpiar y desinfectar las instalaciones- y el hecho de que gran parte de los voluntarios vuelvan a sus trabajos han obligado a cesar la elaboración del comidas. Pero, la dirección del hotel y los cocineros que han participado en la iniciativa estudian fórmulas para que, una vez recuperada la actividad, retomar las acciones solidarias. «Hay personas que seguirán necesitando ayuda. Y cada día irán a más. Ayudar es nuestra obligación», señaló Manzur.