El espeto: ahora o nunca

La Mesa del Espeto ha celebrado un concurso fotográfico; organiza cursos de espeteros, ante la escasez de profesionales e, incluso, tratan de concienciar a los restauradores del uso de cañas naturales, en vez de las metálicas

La imagen ganadora, obra del fotógrafo de Rincón de la Victoria Jorge Rey Díaz de Rada. | L.O.

La imagen ganadora, obra del fotógrafo de Rincón de la Victoria Jorge Rey Díaz de Rada. | L.O. / JOsé Álamo. marbella

José Álamo

«Si queremos ensalzar los espetos y lograr el reconocimiento de la UNESCO, no podemos dejar de tener moragas populares y profesionales trabajando en chiringuitos tradicionales». Es, en efecto, un sinsentido, que ha puesto de manifiesto Javier Lima, presidente de Marbella Activa, entidad impulsora, en origen, de la iniciativa de buscar la catalogación de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad para este emblema de la gastronomía y la cultura, en general, de la Costa del Sol.

Y es que, justo cuando se ha consolidado esta aspiración, las entidades implicadas se muestran preocupadas por la proliferación de clubes de playa, que están relegando a los chiringuitos tradicionales; la eliminación de zonas para moragas populares e, incluso, la escasez de profesionales cada vez más apreciable.

Así, la llamada Mesa del Espeto, compuesta por representantes de la propia Marbella Activa, pero también de la Carta Malacitana, la Diputación de Málaga, a través del sello Sabor a Málaga, y el Instituto Europeo de la Alimentación Mediterránea, dependiente de la Junta de Andalucía, entre las entidades más representativas, se encuentra ahora con el reto, no solo de divulgar las grandezas de esta tradición, sino, también, evitar que desaparezca.

Cuenta hasta el último detalle. De hecho, según señaló el presidente de Marbella Activa, «una de las cosas que estamos intentando conseguir es que se usen cañas naturales, de cañaveral, y no las metálicas que son cada vez más frecuentes».

El vicepresidente de la Diputación Juan Carlos Maldonado, con los ganadores y miembros del jurado. | L.O.

El vicepresidente de la Diputación Juan Carlos Maldonado, con los ganadores y miembros del jurado. | L.O. / JOsé Álamo. marbella

Un ejemplo paradigmático es el de la Playa de El Cable, en Marbella. Allí, una firma privada aspira a construir un restaurante de corte moderno, cuyo expediente está en manos de la Junta de Andalucía. Estaría justo en la única zona habilitada en el municipio para la celebración de moragas populares, con media docena de traíñas artificiales a disposición de la ciudadanía, pero que fueron retiradas provisionalmente por protocolo Covid el pasado 2020.

La propia Marbella Activa se ha posicionado en contra, al igual que lo han hecho movimientos ecologistas y la totalidad de los partidos políticos representados en la ciudad. De hecho, el propio Ayuntamiento presentó alegaciones, como hicieron algunos de estos colectivos.

En este contexto, entre los objetivos para los próximos meses, según contó Lima a La Opinión, está, «la creación de una asociación de espeteros y hacer cursos de formación, porque empiezan a faltar profesionales. La idea es crear los contenidos y que los cursos los puedan impulsar ayuntamientos y otras entidades».

Además, acaban de celebrar el III concurso fotográfico ‘La moraga y el espeto de sardinas’. El primero premio, dotado con 600 euros en metálico, fue para el fotógrafo de Rincón de la Victoria, Jorge Rey Díaz de Rada, por su fotografía titulada ‘Cabezas y colas de sardinas espetadas frente al fuego’. Por su parte, el marbellí José González Serrano, obtuvo el segundo galardón con su obras ‘Inquietas’ y, mientras que su paisano Fredy Torra Carrasco, con ‘Salar’, completó el cuadro de honor de esta edición 2021. El segundo y tercer puesto obtuvieron 400 y 200 euros de premio en metálico, respectivamente.

En esta tercera edición del certamen, fotógrafos de distintas procedencias, con especial predominancia de los malagueños, presentaron más de 80 obras, valoradas por un jurado conformado principalmente por profesionales del ramo como los marbellíes Jesús Chacón, Mª José Villanueva y Carlos Cáceres, además de Laura Escobar, de la Carta Malacitana, y Pablo Souvirón, en representación del Instituto Europeo de la Alimentación Mediterránea.

Antes del concurso fotográfico, en agosto, una veintena de espeteros tomó parte en otra competición, esta vez dotada en su primer premio con 1.000 euros .

El camino hasta el reconocimiento de la UNESCO es largo y complicado. Según Javier Lima, «estamos trabajando en dos líneas. De una parte tenemos que impulsar actividades para divulgar la tradición y, por otro lado, la Junta de Andalucía ha de elevar al Ministerio de Cultura la propuesta para que, este, a su vez, la traslade a la UNESCO. Las dos cosas son igual de importantes».

En estos momentos, que le conste a los impulsores de la candidatura del espeto, el Ministerio de Cultura está tramitando la ‘La Tapa Española’. El Gobierno suele presentar una propuesta, cada dos años, aproximadamente, mientras que la deliberación de la UNESCO puede durar hasta siete y entran en liza aspirantes de todo el mundo.

No hay, ahora mismo, ninguna referencia gastronómica española recogida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, pero existen ejemplos de otros países que ya gozan de ese reconocimiento. La más reciente fue la pizza napolitana, pero en la lista están, también, la cocina francesa, la mejicana de Michoacán y el pan croata, entre otros referentes.