Una ciudad menos verde
El cemento gana espacio en el centro urbano de Marbella
La controversia que las talas de árboles ha alcanzado entre vecinos y colectivos sociales ha llevado al Ayuntamiento a prometer la plantación de 2.000 ejemplares durante este mandato. La oposición critica la ligereza con la que, con motivo de alguna obra, el Consistorio elimina masa arbórea y propone alternativas para conservar las zonas verdes de los emplazamientos más céntricos del municipio. Actuaciones en calles y plazas del municipio en los últimos años han supuesto un aumento del espacio de las aceras y del número de maceteros en detrimento de los árboles de gran porte

Un tramo de la calle Alonso de Bazán, en el centro urbano de Marbella, tras las reformas ejecutadas entre los años 2017 y 2018. / marcel vidal. marbella
Marcel Vidal
Los primeros árboles en desaparecer, en 2012 y 2013, fueron los de las céntricas avenida Antonio Belón y calle Miguel Cano, a los que siguieron, en el transcurso de 2014, los ejemplares de vía Notario Luis Oliver.
En 2017 y 2018, las talas en las calles Víctor de la Serna y Alonso de Bazán trajeron consigo las primeras movilizaciones importantes de vecinos y asociaciones vinculadas a la conservación del medio ambiente que empezaban a ver cómo la eliminación de masa arbórea se convertía en una práctica habitual en buena parte de las obras públicas que impulsaba el Ayuntamiento.
Una vez que los peores meses de la crisis sanitaria del coronavirus hubieron quedado atrás, las actuaciones sobre las zonas verdes de Marbella se retomaron con los trabajos en los emblemáticos emplazamientos de la plaza de Los Naranjos y el Paseo de La Alameda; las talas en el popular barrio de Miraflores; y, recientemente, la eliminación de más árboles en el centro urbano.
Las actuaciones en los espacios verdes del centro de Marbella se han traducido en la sustitución de árboles de gran porte por maceteros o ejemplares que tienen una función estética; y en aceras de mayor tamaño y una mayor presencia del cemento y el hormigón en un municipio en el que el sol hace acto de presencia prácticamente todo el año y que registra temperaturas considerables durante la mayor parte de los meses.
«Los árboles de hoja caduca, como las plataneras que tanto desprecia el Ayuntamiento, tienen un efecto sobre el clima y la temperatura de fondo. Dan sombra en verano, dejan pasar los rayos del sol en invierno y contribuyen a la movilidad y la actividad física, sobre todo en las personas mayores. Son un sumidero de carbono y ayudan a la dispersión de la contaminación atmosférica», explica Javier de Luis, de Ecologistas Malaka.
La eliminación que hace el Ayuntamiento de la arboleda, agrega, se basa en criterios estéticos y de reducción de las labores de limpieza de hojas, lo que supone renunciar a «los beneficios de la vegetación y arboleda urbana».
«Se sustituyen las plataneras de hoja caduca por magnolios de hoja perenne en muchas calles. La decisión técnica del arquitecto de las obras supone poner lo estético por encima de cualquier criterio de sostenibilidad ambiental. Y estas sustituciones no suponen una adaptación de la masa vegetal a la variable climática de nuestra zona», explica.
Más controles y menos talas
La dimensión que ha adquirido el debate sobre las talas y la situación de la masa verde en Marbella llevó al Ayuntamiento a anunciar en 2021 un plan para plantar más de 2.000 árboles en parques y viales hasta el final del mandato. El objetivo es apostar por el medio ambiente para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos», señaló entonces el edil de Parques y Jardines, Diego López.
El Gobierno local, sin embargo, no ha ofrecido información sobre el número de ejemplares que ha plantado o qué especies y en qué zonas los ha sembrado. Tras los últimos diez árboles eliminados, a inicios de semana, en la calle Sierra Blanca -el Ayuntamiento sostiene que no ha talado los ejemplares, sino que los ha trasplantado, pero sin aportar datos-, Cs ha propuesto crear un Consejo Ciudadano Medioambiental que eleve informes al Consistorio en las actuaciones vinculadas con el patrimonio verde.
«Es triste y desesperante ver cómo cada vez que el Ayuntamiento hace obras en una calle, todo su arbolado es eliminado sin pudor, a pesar de las protestas de los vecinos y de los colectivos ecologistas. En Marbella se han talado centenares de ejemplares en los últimos años», señala el candidato a la Alcaldía de la formación naranja, Ángel Mora.
Para el concejal del PSOE José Bernal, en la calle Sierra Blanca «había diez árboles significativos. Ya no están. Son diez árboles que se suman a aquellos que el Gobierno local ha destruido».
La portavoz de IU, Victoria Morales, lamenta que «frente al cambio climático, el modelo del PP sea el del cemento»; y para el portavoz de Impulsa Ciudad, Javier Lima, «mientras en muchas ciudades apuestan por plantar, aquí la política es talar».
Detección de la procesionaria
El Ayuntamiento de Marbella ha actuado en enero y febrero mediante inspecciones periódicas en los pinos municipales de los parques y grandes zonas verdes para la posible detección de bolsones de procesionaria, sin que se haya encontrado ninguno.
El Consistorio ha anunciado una «actitud prudente y vigilante» para actuar contra el insecto en caso de necesidad cuando empiecen a subir las temperaturas.
El delegado Diego López solicita la colaboración ciudadana para que se tomen las precauciones adecuadas y, en caso de que se detecte alguna incidencia, se comunique a los servicios de sanidad vegetal.
«La procesionaria, en su fase larvaria, provoca defoliaciones sobre los pinos de los que se alimentan y puede afectar a personas y animales debido al carácter urticante de sus orugas», señala.
El Ayuntamiento realiza en el transcurso del año inspecciones periódicas para controlar este tipo de plagas.
Durante el verano, los seguimientos se refuerzan con actuaciones de monitorización y la instalación de trampas de captura para mantener controlado el ciclo biológico de la procesionaria.
A partir de septiembre, se inician los tratamientos para combatir la plaga con una técnica que es inocua para la salud de personas y animales, ya que se basa en inyectar la sustancia en el interior del árbol.
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