Historia de Marbella
Los hermanos Rivera Trujillo
En la segunda mitad del siglo XX, las peripecias vitales de los hermanos Rivera Trujillo les convirtieron en personajes muy populares

Arturo Rivera Trujillo tuvo una papelería -librería en la plaza de la Victoria / Marcel Vidal

A pesar de que aún no había finalizado el siglo XIX cuando el filósofo y escritor Miguel de Unamuno publicó el vocablo intrahistoria, todavía es un concepto que frecuentemente se presenta como un aspecto secundario en la disciplina de investigación histórica. Me parece fundamental para poder conocer en profundidad y con rigor la Historia de cualquier pueblo o ciudad.
En la intrahistoria de Marbella de la segunda mitad del siglo XX nos encontramos con las peripecias vitales de los hermanos Rivera Trujillo (Arturo, José y Juan). Sus trayectorias, hoy olvidadas, les convirtieron en personajes muy populares en la ciudad que comenzaba el tránsito desde un estatus de pequeña ciudad hacia potencia turística internacional; travesía que, además, dejaría de lado más de una seña de identidad, al tiempo que se gestaría una sombra de frivolidad que, agotado el primer cuarto del siglo XXI, lejos de poderse desterrar, adquirió hace tiempo carta de naturaleza.
Arturo Rivera Trujillo se dedicó profesionalmente al mundo de la papelería-librería, con establecimiento abierto en la plaza de la Victoria. Fundó la primera imprenta (tradicional) que existió en Marbella, en los años cincuenta, con la denominación de «imprenta Nuestra Señora de los Ángeles», y se especializó en la venta de todo lo relacionado con la instalación de belenes, pesebres o nacimientos navideños.
En septiembre de 1956 dirigió un escrito a la Comisión de Gobierno del Ayuntamiento solicitando que su «industria» fuese considerada en igualdad de condiciones con respecto a otras «casas comerciales» a la hora de adquirir los suministros en los ámbitos de la papelería y la imprenta.
José Rivera Trujillo fue un maestro de escuela de larga trayectoria y cuyas capacidades didácticas y pedagógicas no se limitaban a los contenidos convencionales de la época. Durante años ejerció la docencia en el primer grupo escolar que se creó en Marbella: Grupo Nuestra Señora del Carmen (popularmente conocido como El Castillo, por haberse construido en el interior de la alcazaba, donde, con anterioridad, se ubicó el cementerio de la ciudad).
Fue un maestro políglota: hablaba y enseñaba inglés y francés y también se interesó por lo que pretendía ser un idioma universal: el esperanto. Igualmente experimentó gran interés por la música, siendo intérprete de piano. Vivió en un lugar privilegiado del Casco Antiguo de Marbella: la casa del Mayorazgo de Altamirano o casa de Cano Saldaña, situada en la Plaza de Altamirano.
El tercero de los hermanos, Juan Rivera (a veces, cariñosamente, le llamaban Juanito), destacó en el mundo de la manufactura artesanal de calzado, con unos famosos mocasines que tuvieron repercusión nacional e internacional. La tienda-taller estaba situada en la plaza de África y originariamente había sido abierto por un tío de Juan llamado Bernabé Sánchez Luque, quien le enseñó el oficio que había aprendido de un popular zapatero conocido como el «Cojo Pérez».
Juan Rivera aportó su capacidad personal y alcanzó la excelencia con sus mocasines, algo que no pasó desapercibido para los turistas y famosos que ya comenzaban a aparecer por la ciudad. Se apoyaba en el reclamo publicitario de que se trataba de «unos mocasines para toda la vida». Terminaron poseyendo zapatos artesanales de Juan Rivera desde el príncipe Juan Carlos de Borbón hasta Onassis, la emperatriz Soraya o Gregory Peck.
En el mes de agosto de 1961 la prensa de Madrid (concretamente el Diario Pueblo) reparó en los mocasines de Rivera y publicó un reportaje generosamente acompañado de fotografías y asegurando que se trataba del «artesano que mejor fabricaba mocasines».
Pero en su taller no estaba solo porque prestaban su buen oficio José Valderrama, Bartolomé Maldonado y José Sánchez Caravantes. Precisamente con uno de estos oficiales que se formaron en el taller de Juan Rivera, Pepe Valderrama, se introdujo en Marbella el gaditano Manuel Vera, cuyo taller artesanal de mocasines se mantiene en la Torre de Marbella, muy cerca del hotel El Fuerte.
En aquel reportaje de Pueblo, Juan Rivera aseguraba que llevaba confeccionados alrededor de veinticinco mil pares. Entre los hijos del artesano Rivera se encuentra la historiadora, catedrática de Historia, María Teresa Rivera Valderrama, excelente profesora que a muchos nos hizo amar esa disciplina. Es autora de un interesante libro conteniendo la investigación que realizó sobre «Las ánforas romanas en Marbella».
Los hermanos Rivera Trujillo no pasaron desapercibidos en la Marbella que les tocó vivir; este es un humilde intento de rescatar sus figuras.
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