Contra pronóstico, la actividad política no ha descendido con la llegada de los calores. Habrá que esperar a agosto. Los populares han estado estos días recibiendo doctrina y consignas, han tenido aquí a la plana mayor del PP. A Acebes y Zaplana, esos que huelen a otra época. A Javier Arenas, a la alcaldesa de Valencia, al jefe Rajoy. A muchos más. En la escuela de verano. Y todo, en Fuengirola, el feudo de Esperanza Oña, la esperanza del PP en Andalucía, a la que muchos quisieran ver como candidata a presidir la Junta.

Los socialistas por su parte han tenido a Álvaro Cuesta y a Alfonso Perales. Cuesta es un tipo ameno y formado, un zapaterista de pata negra, un político vocacional, responsable de la política municipal del partido que se quedó a las puertas de ser ministro, pero que está en `standby´ y tal vez algún día lo sea, cuando haya crisis ministerial, que dicen en los mentideros de Madrid que podría ser tras el verano. A Cuesta y a Alfonso Perales, otrora consejero de Gobernación y hombre exportado por Chaves a Madrid con desigual suerte que la que corrieron Magdalena Álvarez y Carmen Calvo, a las que ZP hizo ministro. Perales es ahora un casi anónimo diputado. En fin, estos dos dirigentes socialistas se llegaron -¿sospechosamente?- a dar una rueda de prensa en Málaga de arrope a Marisa Bustinduy. Después justo de que Chaves dijera que quiere a consejeros como candidatos a las alcaldías. Sí. Después de que dijera que en 2003 no pudo convencer a algunos y que ahora espera tener más capacidad de convicción. Esa -relacionar una cosas con la otra, las palabras de Chaves y la visita de dirigentes federales- es la interpretación que hacen algunos sectores del PSOE, por mucho que ahora no se discuta en absoluto quien será la candidata a la alcaldía y por mucho que no sea Málaga capital sino otro gran municipio de la provincia el posible destino de un consejero de la Junta. Eso sí, el interesado no va a decir esta boca es mía hasta que el tiempo ande lo suyo, o sea, mucho, y haya encuestas fiables y no inventadas que avalen el jugársela.

En lo municipal, hay que anotar que el equipo de gobierno de Málaga está algo más tranquilo: ya hay macro proyecto. El Parque. Que estará listo en vísperas de las elecciones. Y que va a quedar estupendo. Habrá que correr o ralentizar las obras. Pero la idea es inaugurarlo en vísperas electorales. Es la baza. Es la calle Larios. El efecto Larios de 2007. O eso pretenden. También pretenden, el alcalde sobre todo, que haya un intercambiador de transportes en la p laza de la Marina. Chaves, que por fin se ha dignado a recibir en San Telmo al regidor malagueño, ha dicho que promete estudiar la cuestión y que en septiembre se dictaminará. No habrá intercambiador. No hay dinero para eso ni voluntad de hacerlo (la Junta) ni proyecto (el Ayuntamiento). Y podría retrasar el inicio de las obras del metro. Nos venden que hay diálogo institucional. Hay foto y visita. Y eso no es malo. Pero el intercambiador es arena de otro costal.

Es sólo una idea casi inalcanzable. Nada mala, por cierto.