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Yamaha Tracer 7, turismo divertido

Ágil, motor capaz, parte ciclo equilibrada y precio interesante son parte del atractivo de esta ‘sport touring’

Yamaha Tracer 7, turismo divertido

Yamaha Tracer 7, turismo divertido

Sergi Mejías

La Yamaha Tracer 7 representa una referencia en el segmento de las 'sport touring' de cilindrada media. Desde su aparición como Tracer 700, este modelo de la firma de los tres diapasones se ha ganado la confianza de muchos usuarios que encuentran en ella la respuesta a sus necesidades, una moto con la que ir a trabajar cada día, salir el fin de semana e irse de vacaciones con el confort de una moto de turismo y las prestaciones deportivas que le proporcionan el motor bicilíndrico y sus 72,4 CV de potencia.

La posición de conducción Tracer 7 es cómoda y natural, pero con alguna pincelada deportiva como la disposición de los estribos que dibuja una posición un poco al 'ataque', es decir, más deportiva, menos touring. La pantalla derivabrisas es regulable manualmente aunque una pantalla más generosa ofrecería una mejor protección contra el viento. La altura del asiento es de 835 milímetros y un usuario de talla media hace pie sin problemas. En cuanto al cuadro de instrumentos se materializa en una pantalla de LCD, no TFT, que ofrece una buena visualización e información con ordenador de a bordo incluido.

La Tracer 7 está impulsada por el conocido motor CP2, un bicilíndrico en línea que comparte con sus hermanas MT-07, R7 y Ténéré 700 que tan buen resultado da. La potencia, de 72,41 CV, limitable a 47 CV para poder ser conducida con el permiso A2, es más que suficiente para disfrutar en cualquier tipo de escenario. Como buen bicilíndrico, dispone de unos buenos bajo y medios, y de par motor, cualidad que le permite desenvolverse con soltura por ciudad y por tramos virados de carretera sin que tengamos que estar tirando todo el rato del cambio de marchas. También esos mismos bajos facilitan la salida de las curvas haciéndola divertida desde el primer momento. Tanto el embrague como el cambio funcionan con suavidad y el escalado de las marchas es ideal para aprovechar el potencial del motor.

La parte ciclo resulta equilibrada. En marcha se mueve con agilidad. Son 196 kilos en movimiento y no lastran, al contrario. Se trata de un modelo que nace de la naked MT-07 y resulta muy polivalente. Las suspensiones las firma el especialista Kayaba y cumplen con su cometido porque delante monta una horquilla telescópica, no invertida, aunque es regulable; y detrás opta por un monoamortiguador de la misma firma también ajustable. La frenada la confía a un doble disco delantero de 282 milímetros, es efectiva pero un poco más de mordiente no iría mal.

Respecto al consumo, en la prueba fueron 4,8 litros de gasto mixto que le permite ofrecer una autonomía de más de 350 kilómetros y se pueden llegar a los 400 si hacemos más carretera. Si nos fijamos en las ayudas a la conducción no dispone de control de tracción ni modos de conducción, planteamiento que le permite ajustar el precio para situarlo en unos atractivos de 8.899 euros por los 9.799 euros que cuesta la nueva versión GT, que llega de serie con maletas y una pantalla más alta.

Ficha técnica | Yamaha Tracer 7

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