Pactado el sí del PNV y la abstención de Esquerra tras dos votos en contra seguidos, Pedro Sánchez allana la aprobación de la que sería la sexta y última prórroga, así se compromete, del estado de alarma. Las bases del acuerdo: el control autonómico de la desescalada desde la fase 3 y la participación en los fondos europeos. Lo celebra Pere Aragonés, a la vez que anuncia que queda fuera de momento, eso sí, la mesa de diálogo con Cataluña y la gestión del ingreso mínimo vital. A cambio se asegura, dice, la reforma de las leyes sanitarias para que en caso de rebrote no se aplique de nuevo el estado de alarma. El mismo que empezaba vía decreto el 14 de marzo. Con la sexta prórroga, si sale adelante a la espera de lo que decida Ciudadanos en el Congreso, el estado de alarma se alargaría hasta los 99 días. Todo tras una travesía parlamentaria que arrancaba sin votos en contra. Unanimidad que se rompía en la segunda ronda con los noes de Vox y la CUP. La tercera, sin apenas variaciones en la suma, sí abría las grietas por la gestión con un PP que ya anunciaba que no votaría más a favor. Lo que comprometía la viabilidad de la cuarta prórroga, que el PSOE consigue asegurar con un acuerdo con Ciudadanos que descoloca a muchos en la oposición. Todo hasta llegar hasta la quinta y última en vigor, la más ajustada en votos. De nuevo con el sí de la formación naranja a cambio de un plan B y con polémica incluida por esa búsqueda de apoyos: el acuerdo con Bildu para derogar "de forma íntegra" la reforma laboral de 2012. Comunicado que corregía La Moncloa tres horas después, dejándolo en una reforma parcial con los artículos más lesivos.