Messi: Una vida para un partido
El corazón de Leo, alentado por una carta de su hijo Thiago, moverá a Argentina hacia su gran sueño ante Francia
"Prefiero un Mundial a los cinco Balones de Oro. Los trofeos colectivos están por encima de los individuales. Sería lo más ganar un Mundial", afirmó Leo Messi en la gala del Balón de Oro en 2016. Es su sueño. El merecido colofón dorado a su carrera, pero antes le queda destronar a la Francia, campeona del mundo, una roca que va tumbando rivales por el camino sin compasión.
Argentina pondrá toda la pasión encarnada en su capitán y Francia gozará de la fuerza de la experiencia de haber vivido batallas parecidas. El bloque de Deschamps fue finalista en la Eurocopa del 2016 y conquistó el Mundial en 2018. Ahora aspira a ganar su tercera estrella, igual que la albiceleste, aunque puede repetir título. Sería la primera selección en hacerlo desde hace 60 años, cuando lo consiguió la Brasil de Pelé.
Lusail albiceleste
El estadio de Lusail tendrá claro aroma canchero. Se esperan unos 45.000 argentinos en la grada, más de la mitada del aforo. La presencia gala será mínima. Además, se calcula que han viajado a Doha unos 7.000 más hinchas de la selección suramericana sin entrada. Las pantallas habilitadas en la Fan Zone de la FIFA o los aledaños del estadio estarán repleto de sus aficionados. Su cánticos resonarán como nunca.
En el estadio darán colorido con 4.000 globos, 6.000 banderas, 2.000 bufandas, 10 tirantes de 40 metros y cotillón diverso. Tendrá un aire a la final del Monumental de River en 1978 con Mario Alberto Kempes de gran estrella y César Luis Menotti de entrenador.
Como en el Monumental en 1978
Un ambiente pensado en empujar a Argentina y a Leo Messi, con el espíritu de Diego Armando Maradona flotando de forma permanente. Al crack formado en La Masia le llegó la hora de tomar el testigo de forma definitiva. En 2014 se quedó con la miel en los labios y, con 35 años, aspira a convertirse de forma indiscutible en la gran leyenda de la historia.
Messi se juega el Mundial y también nuevas distinciones individuales. En la lucha por la Bota de Oro, Leo y Mbappé están empatados a cinco goles, pero ahora el ganador sería el argentino por haber dado tres asistencias, por dos del francés. Dos figuras que están marcando el fútbol mundial.
El ex blaugrana tiene 7 Balones de Oro y 4 Champions League. Mbappé ya ganó un Mundial, el del 2018, y a sus 23 años aspira a coleccionar distinciones a lo largo de los próximos años convirtiéndose quizá en el heredero de la ‘Pulga’.
Mbappé está rodeado de jugadores que creen a pies juntillas a su comandante Deschamps. Dos barcelonistas entre ellos, Jules Kounde y Ousmane Dembélé. Son la banda derecha de Francia, si bien el técnico está pendiente de sus jugadores tocados en defensa y no se descarta que Kounde pueda actuar de central y dejar el costado para Pavard.
Jaula para Leo
En todo caso, la fisonomía de Francia cambiará poco. Construirá una jaula alrededor de Messi y buscará imponer su superioridad física.
Argentina, por su parte, cuenta con el ingenio, la improvisación y talento de Leo, junto con el aire fresco de jóvenes como Enzo Fernández o Julián Álvarez, capaces de sacarse de la chistera cualquier jugada que decante el partido.
Argentina tiene imaginación y corazón. La emotividad creció con la carta del hijo mayor de Messi, Thiago, con una carta dedicada en la que anima a su padre a ser campeón: “Quiero ganar la tercera, quiero ser campón del Mundial, y al Diego desde el cielo lo podemos ver. Don Don Diego la Tota alentándolo a Lionel. Repite”.
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