La crisis que atraviesa el sector de la ganadería ya está teniendo sus consecuencias en la Serranía de Ronda, Según la Agrupación de Defensa Sanitaria Ganadera (ADSG), más de 80 pequeñas explotaciones de ovino y caprino se han visto obligadas a cerrar en los últimos meses.

El presidente de la ADSG de Ronda, Miguel Ángel Reguera, ha expresado su preocupación por este hecho, ya que las explotaciones que han dejado de funcionar suponen un diez por ciento de todas las que existen en la zona (algo más de 800) y porque muchos de los ganaderos, al ser de mediana o avanzada edad, han optado por jubilarse, mientras que los más jóvenes han buscado otra actividad laboral en la construcción o en el sector servicios.

Se calcula que se han perdido unos 120 puestos de trabajo y que se han vendido o sacrificado unas 20.000 cabras y 11.000 ovejas, lo que a su vez está afectando de manera negativa a la producción de quesos artesanales en la Serranía, descendiendo un 20% la elaboración del artículo.

Una situación que también se ha trasladado a las explotaciones de vacuno, principalmente las destinadas a la venta de carne, ya que las que producen leche están soportando algo mejor la crisis.

Reguera ha señalado que el cierre de las explotaciones ha venido marcado por el aumento de los costes, lo que ha supuesto que "se tenga que gastar más en producir un kilo de carne que lo que finalmente se consigue por su venta".

Las explotaciones de caprino y ovino son un sector tradicional de la Serranía, aunque su rentabilidad se encuentra en estos momentos seriamente comprometida, ya que el precio de la leche de cabra y la carne de cabritos y corderos es fluctuante y no depende en absoluto del productor, que no participa en su comercialización.

Es frecuente que un mismo productor maneje rebaños de ovejas y de cabras y que además lleve a la vez varias explotaciones para intentar hacerlas rentables y compensar pérdidas.